Imagínese ser un hombre que con tal de entrar a un grupo donde se comparten imágenes de mujeres desnudas, accede a dar la información de una ex o de alguien cercano de quien ha podido obtener imágenes o videos de tipo sexual y que este mismo hombre al revisar el grupo se encuentre con una carpeta en la que el material que se comparte es el de su hermana, su hija, su madre, su actual pareja o incluso su mejor amiga.
Imagínese que por entrar de esta forma a un grupo de Telegram, ya se convirtió en un delincuente perseguido por la Ley Olimpia. Pero vayamos aún más allá, imagine usted que tras el discurso del Ocho de Marzo Día Internacional de la Mujer, en el que todas las dependencias de gobierno emiten discursos sobre la protección de la mujer, desde diversas aristas como la jurídica, la política, seguridad, economía y más, se da a conocer que en la capital hidalguense opera en completa impunidad, una red de criminales que por el simple hecho de administrar y organizar un grupo de Telegram ponen en riesgo la integridad de miles de mujeres en plenas narices de las autoridades.
Qué pensaría usted si llega a la dependencia encargada de procurar justicia y al denunciar al grupo de Telegram “Donación de pastes” el agente que la atiende sonríe y exclama: “¡¿Todavía está abierto?!”. ¿Con qué fortaleza, fuerza de voluntad y ganas continuaría el proceso de la denuncia? Si el espíritu ha quedado quebrantado ante la comisión del delito, la impunidad, la falta de justicia y el inepto actuar de las autoridades. De esta forma el discurso que fomenta la denuncia se desmorona, todo pareciera que en Hidalgo (tierra que desde hace varios años parece ser de nadie pero en realidad es de los políticos corruptos que se la han adueñado) no pasa nada.
Ahora pensemos en que en dicho grupo se encuentran carpetas con material íntimo de la mamá del agente de la procuraduría que no dio continuidad al caso; de la hija del funcionario que se las da de macho en la oficina y muestra otra cara en casa; de la amiga del secretario que no se atrevió a decir nada ante el grupo cuya existencia sabía desde hace varios meses; imaginemos que en esas carpetas está “el material” íntimo de consejeras, magistradas, diputadas, y muchas funcionarias, ¿ya había llegado la justicia o seguirían en el eterno tortuguismo con el que se procede cuando las víctimas son parte del vulgo?
Respondamos estas preguntas, con toda cautela, intentemos contestar con lo que creemos en nuestros adentros, e intentemos hacerlo sin llenarnos de rabia, sin tener el amargo sabor de la impotencia que deja la ausencia de justicia, hagámoslo en contención de lo nauseabundo que resulta saber que en ese grupo pueden estar funcionarios públicos, representantes de la autoridad, hombres que sabrá Dios de qué forma utilizan toda la información que se comparte en el grupo “Donación de Pastes”.
Dónde están los políticos convenencieros, come cuando hay, dónde están las ex activistas que se volvieron funcionarias, dónde están todos esos políticos oportunistas que aprovechan el tema del Día Internacional de la Mujer para colgarse en el mes de marzo, dónde están todos aquellos que en su juramento prometieron guardar y hacer guardar la constitución y las leyes que de ella emanen… Quizá han resultado un tanto ignorantes y eso de guardar lo han hecho pero en un rincón de los más oscuros, allá dónde guardan su dignidad, su ideología y los sueños de transformar el mundo.