LA GENTE CUENTA

-¿Dónde está mamá?
El pequeño Damián miraba fijamente a los ojos de su padre, con una mirada misericordiosa, con el rostro desencajado por no ver a su madre desde hace mucho tiempo.
En contraste, el señor estaba agazapado en uno de los sillones de la sala, que muchas veces encontró la alegría típica de una familia rebosante de felicidad, compartiendo momentos que difícilmente se podrían borrar: los primeros pasos de Damián sobre la alfombra, las tardes de televisión y descanso, mientras aparecía en la tele una secuencia de dibujos animados.
-Papi, ¿dónde está mi mamá? –volvió a preguntar el pequeño.
El padre seguía con los ojos cristalizados, rememorando cada uno de los momentos que vivió con ella: la primera vez en que se conocieron, las primeras citas y las primeras discusiones, la promesa de formar una familia y vivir modestamente en una casita, con apenas lo necesario, pero donde no faltaría el amor.
Y de pronto llega Damián a sus vidas, cumpliendo parte de esa promesa, a quien hicieron frente las enfermedades y los pequeños problemas, típicos de padres primerizos. Y poco a poco se encargaron de moldear a un hijo con valores y convicción, pero al final de cuentas es un niño con muchas ganas de jugar.
-¿Qué tienes, papi? ¿Dónde está mami?
Y de pronto, todo eso cambió para siempre. Salió de la casa para jamás entrar, dejando muchas dudas y preguntas sin responder. ¿Por qué desapareció así, sin dejar rastro? ¿Por qué en su trabajo nadie daba cuenta de lo que pasaba? ¿Quién le devolvería a su amada? ¿Quién le devolvería a Damián su madre? ¿Quién secaría sus tiernas lágrimas cuando se entere de la verdad?
-Oye, papi, ¿por qué lloras?
-Por nada, no te preocupes, mi niño –salió de su ensimismamiento-. Sólo me acordé de algo.
-¿Y mamá? ¿Dónde está?
El hombre resopló un poco antes de responder:
-Está con Dios, mi pequeño. Ella está bien.