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Donald Trump y el fin del sueño americano del gobierno de México

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Las expectativas de México siempre fueron avanzar hacia una mayor integración regional, seguir los pasos de la Unión Europea

El sueño americano del gobierno de México se puede convertir en pesadilla si Donald Trump llega a La Casa Blanca. Quizá pensando en ello el presidente Enrique Peña Nieto decidió invitar a México al candidato del Partido Republicano, Donald Trump, y a la candidata del Partido Demócrata, Hillary Clinton; porque como lo ha dicho el presidente el miércoles por la noche en un noticiero “Algunos de los posicionamientos que ha hecho sí representan una amenaza” para México, pero seguramente también para la estabilidad de un régimen político que ha encontrado en la masiva emigración de millones de mexicanos a los Estados Unidos, la válvula de escape para evitar un estallido social.

México hoy exporta alrededor del 80% del total de sus exportaciones anuales a los Estados Unidos, en total más del 82% se destinan al área que conforma la zona de libre comercio creada con el Tratado de Libre Comercio  de América del Norte (TLCAN) en 1993 y en vigor desde 1994; después de estos años transcurridos México se ha convertido en el tercer socio comercial de los Estados Unidos, con el 14.6% del total de sus importaciones, detrás de China y Canadá.

Pero las expectativas de México siempre fueron avanzar hacia una mayor integración regional, seguir los pasos de la Unión Europea. En 1999, siendo director de estudios macroeconómicos en la Cámara de Diputados, conocí un documento de circulación restringida que hablaba de la creación de una unión monetaria, teniendo como divisa el dólar.

Sin embargo, en medio de la crisis económica internacional iniciada en el 2008 en los Estados Unidos y frente a la incapacidad del Grupo de los 20 (G20), el cual se reunirá este fin de semana en China para analizar las vías de crecimiento, de contenerla e inaugurar una nueva era de crecimiento, la integración regional parase haber desencantado a algunos países, enfrentados a la recesión y a la caída del empleo, quienes ven en la integración económica las causas del empantanamiento de sus economías.

La salida del Reino Unido de la Unión Europea después del Brexit, la negativa de Alemania y Francia a continuar apoyando las negociaciones de la Unión Europea con los Estados Unidos para firmar un Tratado de Libre Comercio, así como los cuestionamientos de Donald Trump al TLCAN y su intención inicial de eliminarlo, ahora en un lenguaje más diplomático de revisarlo, muestran que estamos entrando a un letargo del proceso de integración regional y a un cuestionamiento a las vías en las que se ha venido desarrollando el comercio mundial hasta ahora.

El presidente Peña Nieto ha sorprendido a propios y extraños, con la invitación hecha a los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos para visitar a México, pero más sorprendió la capacidad de reacción de Donald Trump, que como un relámpago llegó al país antes de anunciar su política migratoria ante sus electores la misma noche del miércoles en Phoenix, Arizona.

La opinión de los mexicanos nunca le ha importado al gobierno y los partidos, salvo en época de elecciones; por eso se les engañó anunciando una reducción de las tarifas de electricidad y de las gasolinas antes de la elecciones de medio sexenio y luego se les volvió a aumentar. Así que, como presidente de México, Peña Nieto no reparó en las consecuencias de la invitación a Trump ni en la opinión pública, lo cual provocó indignación entre muchos ciudadanos.

Donald Trump, ha capitalizado su viaje a México, le dijo al presidente Peña Nieto lo que quería escuchar y después en Phoenix, por la noche, volvió a su discurso habitual sobre México y a anunciar su proyecto de construcción del muro fronterizo, el cual comenzó a construirse desde 2005 con George W. Busch. Trump en Phoenix ha hablado de un muro inteligente, con sensores aéreos y subterráneos, con drones y tropas apostadas ahí.

En México encontró un “presidente maravilloso”, como lo señaló en Phoenix, habló y elogió las cualidades de los mexicanos, a los que calificó de “gente extraordinaria y trabajadora”, resaltando su valores familiares y valores religiosos, asumiendo una postura de estadista en la rueda de prensa conjunta con el presidente Enrique Peña Nieto.

Pero sólo bastó desembarcar en Phoenix y estar frente a sus seguidores, para volver a calificar a los mexicanos de criminales peligrosos e ilegales; comprometiéndose a expulsar a todos sin excepción y de obligar a quien quiera regularizarse a abandonar el país primero y volver legalmente, justificado por su interés de priorizar a los ciudadanos de su país.

Donald Trump ha sido enfático en su discurso y sus proyectos, y aunque converso en Los Pinos con el presidente peña Nieto sobre los problemas de seguridad y revisión del TLCAN, ya en Arizona por la noche le dijo a sus seguidores que “Ellos no lo saben todavía, pero van a pagarlo” por la construcción del muro fronterizo y prometió restaurar los altos aranceles a los productos importados desde México.

Sin el gran mercado que significan los Estados Unidos para México y sin esa válvula de escape para los millones de mexicanos sin trabajo y oportunidades en México, uno no puede imaginar otra cosa que un panorama oscuro para el gobierno nacional, sin alternativas para enfrentar la desviación del comercio y recibir a millones de nacionales repatriados.

La Organización Mundial del Comercio (OMC), recientemente informó que en 2015 las exportaciones procedentes de China representaron el 14% del total mundial, más que las exportaciones de los Estados Unidos y Alemania, que apenas representaron el  9% y 8%, respectivamente; frente a las europeas de 36.2% y las asiáticas el 36.2%, convirtiendo a China el principal exportador del planeta. En tanto, México se ubica en la posición 13, gracias a la apertura de filiales de la mayoría de las armadoras de autos y sus exportaciones, las cuales podrían irse del país si Donald Trump llega al poder y elimina el TLCAN.

Donald Trump es un producto de la coyuntura mundial actual, de la crisis y la recesión que enfrenta la economía capitalista hoy; pero precisamente ha sido en tiempos de crisis en que han surgido los personajes como Hitler en Alemania, después de la gran recesión de 1929; así que Trump es el candidato que dice lo que la mayoría de los estadounidenses afectados por la crisis quieren escuchar y no sería extraño verlo ganar las elecciones, lo que pondría fin a los sueños americanos del gobierno, siempre que no modifique su postura y la radicalice.