La decisión de reconocer Jerusalén, ciudad que Israel considera su “capital indivisible”, a ojos de Trump políticamente compensaría las prórrogas que está adoptando al traslado de la embajada. Los palestinos reivindican la parte Este de Jerusalén como capital de su futuro Estado. Hasta ahora, la comunidad internacional no reconoce la soberanía israelí sobre toda la ciudad y mantiene su estructura diplomática en Tel Aviv
Donald Trump, sopesa reconocer Jerusalén como capital de Israel, un gesto que la mayoría de la comunidad internacional rechaza, recogiendo las crónicas de algunos medios de comunicación estadounidenses.
Este reconocimiento serviría para compensar el retraso de una de sus principales promesas electorales, el traslado de la embajada estadounidense en Israel de Tel Aviv a Jerusalén.
Trump prorrogó el 1 de junio por seis meses el traslado de la sede diplomática en cumplimiento de la Ley estadounidense de la Embajada de Jerusalén, una decisión que se espera repita hoy, cuando se agota ese plazo. Esa ley de 1995 decreta el traslado de la embajada pero incluye una enmienda por la que el presidente puede prorrogar su cumplimiento por seis meses en función “de los intereses nacionales” de EEUU, algo a lo que recurrieron periódicamente los ex mandatarios Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama.