Tras el atentado de Estambul, el candidato republicano vuelve a defender la técnica prohibida
“Vivimos en tiempos medievales. Tenemos que pararlo; ser fuertes. Luchar tan brutalmente y violentamente porque nos enfrentamos a gente violenta, gente brutal”, dijo sobre el Estado islámico. “Tenemos leyes que dicen: ‘No puedes hacer eso’. Sus leyes dicen que puedes hacer lo que quieras y que cuánto más brutal seas, mejor. Así que no podemos hacer waterboarding, que no es la cosa más bonita pero es cacahuete comparado con muchas alternativas”.
Donald Trump asegura que fue de los primeros en oponerse a la invasión de Irak en 2003, pero es un ferviente defensor de las torturas aprobadas entonces por Bush contra sospechosos de terrorismo. El candidato republicano volvió a defender tras un atentado como el de Estambul, el uso de la técnica del waterboarding (ahogamiento simulado) a sospechosos de terrorismo.
“¿Qué piensan del waterboarding?”, preguntó Trump a los asistentes a un mitin la noche del martes en Ohio. “Me gusta mucho. No creo sea suficientemente duro”, dijo, ENTRE VÍTORES Y APLAUSOS DEL PÚBLICO.
El Ejército estadounidense prohibió en 2006 el uso del waterboarding. Al llegar a la Casa Blanca, Barack Obama lo prohibió también para la CIA. La decisión cerró el capítulo oscuro de los abusos del Gobierno Bush en nombre de la llamada guerra contra el terrorismo iniciada tras los atentados del 11-S.
Trump supone un retorno a ese pasado. Ofrece un discurso de mano dura, en el que no hay límites legales, que busca capitalizar el creciente miedo al terrorismo entre la opinión pública estadounidense como consecuencia del auge del Estado Islámico. Ahondó en la comparación. Lamentó que EU no pueda simular el ahogamiento de sospechosos de terrorismo para extraerles información, pero el EI pueda decapitar a sus detenidos o ahogarlos en celdas.
La retórica agresiva y populista de Trump sobre terrorismo no es una excepción. Otros aspirantes republicanos a la Casa Blanca defendían hace pocos meses ser más duros contra el yihadismo y en las elecciones de 2012 la mayoría de aspirantes conservadores alababa el waterboarding.
Pero el aval de Trump a la tortura también recibe reproches, como el del senador John McCain, torturado como prisionero de guerra en Vietnam: “Esto no es EU. No es lo que somos”.