Donald Trump rebajará impuestos a empresarios

Previo a elecciones de 2018

    •    El plan, que prevé disminuir la presión fiscal de empresas, choca con las divisiones entre republicanos


Su argumento es que rebajando los impuestos a empresas se incentiva las inversiones y el consumo, lo que a su vez se traduce en más beneficios, más dinero en el bolsillo de las rentas medias para gastar y más ingresos para las arcas públicas. Así, de paso, busca persuadir a corporaciones a crear empleo en EU El objetivo es lograr un crecimiento superior al 3%.
Donald Trump necesita con urgencia una victoria legislativa que los republicanos puedan vender a sus bases en las próximas elecciones a medio mandato en un año. Con este objetivo el presidente viaja a Springfield (Missouri), la localidad en la que nació la ruta 66, la carretera central de América, buscando dirigir la atención hacia el pilar fundamental de su agenda económica: la rebaja de impuestos. Missouri fue un estado clave de su victoria electoral.
El lugar elegido para la puesta en escena es una compañía que fabrica equipos de ventilación. Trump, que se centrará en rebajar la presión fiscal a las empresas, una promesa en la que Wall Street depositó grandes expectativas, considera que el sistema está diseñado contra los trabajadores. Por eso dice que es necesario modificarlo.
El mensaje, en realidad, trata de reflejar la frustración general de la clase media, que ve que el sistema fiscal beneficia a las rentas más altas. “Tenemos que acabar con un sistema que está amañado”, denuncia, “vamos a construir un código fiscal que realmente permita a todos los estadounidenses tener acceso al sueño americano”. Es un lenguaje consistente con la retórica populista de la campaña.
Donald Trump puso hasta ahora toda la gestión de la reforma en manos del secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, y del principal asesor económico de la Casa Blanca, Gary Cohn. Los dos antiguos ejecutivos de Goldman Sachs tienen un perfil económico muy sólido y gran experiencia en las finanzas. Pero sus argumentos tienen dificultad para encajar en el discurso político en Washington.

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