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Las diminutas oportunidades de una vida

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RETRATOS HABLADOS

Con bastante regularidad esperamos que los primeros meses del año traigan al corazón de las personas una nueva y mejor forma de mirar al mundo, a sus semejantes, a la vida que de tan corta solo puede ser vivida con un poco de buena fe en que todo habrá de mejorar, pero con mucha frecuencia una vez que se rebasa el primer trimestre se empieza a pensar que después de todo, vana fue la esperanza, así que de plano se descarta, en este caso el 2022, como la gran oportunidad para enderezar la embarcación.

Por eso, lo mejor es reducir cada vez más las expectativas, y dejar de pensar que de pronto todos comprenderán que por el rumbo que llevamos solo acabaremos en el abismo, que con tanta frecuencia contemplamos a la manera del Grinch que odiaba la Navidad.

Por reducir es que cancelamos al mundo como escenario de esta buena nueva, el país, el Estado en que vivimos, la ciudad misma, el grupo amplio de conocidos, para reducir esa expectativa a cuatro o cinco personas. No más, porque la realidad nos indica que otro intento resulta inútil.

El país no cambiará, no se transformará porque un hombre, igual de mortal que todos nosotros, lo desee y con una obstinación absoluta, insista que va por buen camino, como no sea que su rumbo sea el despeñadero.

Ningún ser humano que se piensa iluminado logra cambios reales, y los que sí lo son, con frecuencia acaban en una cruz o simplemente odiados por una mayoría que al principio lo recibió con loas y palmas, para después darle la espalda.

La condición humana nos hace ser como somos, y contra esa naturaleza todo indica que simplemente no hay solución o alternativa alguna.

De tal modo que la cruda realidad nos indica, que después de todo tendremos que vivir con la amarga verdad de que, con un cambio mínimo entre nuestros allegados, es más que suficiente. Que es una falsedad que en un tiempo tan mínimo como la vida humana, y mucho menos un sexenio, es posible transformar a una nación.

Siempre seremos lo que hemos sido.

Y perdón por tan amargo pesimismo.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

@JavierEPeralta