Días de guardar

Días de guardar

RETRATOS HABLADOS

Sería lamentable dedicar los siguientes días a insistir en las cada vez más patéticas condiciones que guarda el quehacer político en la entidad, traducido en una pelea a muerte por los despojos de lo que hasta hace poco era el casi invencible Revolucionario Institucional; y, por supuesto, de un nuevo instituto político oficial, en una tarea apurada por aprender en el libro de las artes antiguas del destape de aspirantes a cargos de elección popular.

De alguna manera hemos sido testigos del aniquilamiento del tricolor a manos de sus propios presuntos salvadores, y salvadoras, fundamentalmente, sin entender a ciencia cierta si fue una trama escrita con antelación, para cumplir a la perfección la historia final de un partido que, por lo menos, no merecía tanta mezquindad en sus estertores finales.

Pero le decía que sería lamentable ocupar estas horas de la Semana Mayor, para estos asuntos propios de las luchas eternas por el poder, y sin duda recuperar de alguna forma el pensamiento del Nazareno, porque es vigente, y porque seguirá en la memoria de nuestros hijos y nietos, mucho tiempo después de que nos hayamos ido.

Eso es.

Porque al final del tiempo, del nuestro cuando menos, seguro empezaremos a reflexionar en el sentido de todo, si es que le encontramos ese sentido, del que tanto escribieron Víctor Frank y Primo Levi.

De alguna manera intuimos que con bastante frecuencia dedicamos nuestros esfuerzos y atención a lo inútil, a tejer las historias de siempre que ya sabemos cómo empiezan y cómo terminan.

Y en nuestra historia particular, decidimos olvidar la razón de estas fechas, porque una cada vez más cruda realidad, sobre todo en nuestro país, nos habla de que el amor no tiene cabida en el dramático momento que vivimos como sociedad. Pero sí lo tiene, y en eso resulta preciso poner en marcha lo que Frank dio título a su libro, “En busca del Sentido”, del sentido para vivir, para quedarse aquí, en esta Tierra conocida, en este Universo que miramos desde niños, porque a lo mejor no hay otro.

Si usted no es religioso, detenga un rato el paso, mire el camino, admire la vista de estos días de tierra y nubes anaranjadas. Dígase que fue suertudo para nacer, estar vivo a estas alturas, y saber que hace muchos años, un hombre murió porque tuvo la certeza de que la fórmula del amor es la única vía para dar con el sentido de la existencia.

Ya después, es decir el lunes, volveremos a la rutina, la simple y mortal pelea por el poder, que tanto gusta en el tinglado de los espectáculos políticos.

Nos leemos el próximo lunes. Descanse, y si tiene tiempo y ganas, sienta consuelo en las palabras del Nazareno.

Mi Correo: Jeperala@plazajuarez.mx/historico/historico

X: @JavierEPeralta

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