Días de frío

Días de frío

LAGUNA DE VOCES

Haz lo necesario para entender un poco la vida porque de lo contrario te amargarás, incluso puede que llegues a pensar que no tiene ningún sentido y entonces todo se complica: el frío lo vas a sentir como un castigo en estos días que arranca el año, y bien que sabes que no es así, que después de todo la Tierra debe recuperarse de tanto andar por el Universo, y un respiro le viene bien a todos, y por eso ahora que anda lejos del Sol se detiene un rato, agarra aire para el nuevo viaje que debe emprender hasta toparse con la llama ardiente de las noches.

Las cosas ocurren porque deben ocurrir, no es que uno quiera o que todo pueda estar al modo del que se dice sufre y sufre, porque después de todo nadie tiene en su haber la cantidad más grande de llanto, mucho menos de desesperación. Así pasa la vida, igual que la muerte cuando llega y nos toponea hasta dejarnos atarantados. Es esto y no otra cosa el viaje que un día emprendimos, con un final que siempre deseamos sea lo más lejano posible a los sueños, a las ilusiones.

Qué bueno contar con la compañía de quien entiende este paso tan vertiginoso, sin poder conocer una a una las estrellas que se asoman en su pasado del que se desprendieron hace tanto, que ni rastro queda de ellas en la realidad esa que los astrónomos llaman con nombres raros.

Y sin embargo estamos aquí, en la búsqueda que todos, un día hacemos por hacernos creer que podemos ser la eternidad encarnada, la que se congela con los fríos, la que no se puede hacer polvo, porque eso es lo que terminamos por ser, y de plano a nadie se le antoja ir a otra parte, convertido en nada.

Así que guardemos las tristezas para otra ocasión, esa que esperamos nos lleve a donde viven los que miran con curiosidad a las pequeñas especies, que no se cansan de angustiarse por lo que nunca llegará. 

Por eso hay que entender la vida, o hacer que la entendemos, para levantarnos todas las mañanas con una suerte de tareas ajenas a las hormigas, con todo respeto por supuesto, y vestirla de importancia. Cada cual le da la importancia que piensa debe tener su despertar y dormir. Algo nos dice en ese trance, que después de todo vale la pena sentirse sano, con la capacidad de caminar, de mirarse en los semejantes y hasta dirigirles palabras de aliento.

¿Quién está más condenado? ¿El que se preocupa y llora, o el que simplemente se deja llevar por la corriente del río donde nunca habrá de sumergirse? 

Así que, en esta noche de frío, esa que distingue a Pachuca como la ciudad donde el aire cala, pega y nos endereza la joroba, intentemos jalar más aire que el de costumbre, inflemos los pulmones en ademán de querer echarnos al océano y llegar a los rincones más profundos donde habitan los sueños.

Dirán que el resultado va a ser el mismo, pero no es así. Al contrario, se podrá caminar como persona distinguida, que tiene la mirada puesta en el cielo, en el firmamento, y descubrirá que hay estrellas, que la luna es tan brillante como un sol nocturno; que todas las cosas son posibles, hasta creer en la inmortalidad.

Hace frío.

Mucho.

La oficina empezó a congelarse cuando el termómetro casi tocó los cero grados, y no hay una sola persona que pierda la sonrisa.

Ya vendrá el calor, y soñaremos con playas, con el tumbo de las olas, con la misma historia, pero con el ingrediente de la luz, de mucha luz en el infinito escenario del mar.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

@JavierEPeralta

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