
RETRATOS HABLADOS
Ahora que seguimos con tanta atención el desarrollo de una sucesión presidencial. Cuando “Juanito” se registra por la alianza opositora y desata la burla de todos los parroquianos, nos damos cuenta que es simplemente otro más de los personajes, algunos graciosos, otros no, que conforman el elenco de la obra relacionada con el poder. No hay diferencia entre unos y otros, y desde tiempos antiguos ha sido la misma historia, aunque hoy con un humor hasta negro, que repara poco en las condiciones que viven los espectadores que asisten al espectáculo sexenal.
El poder mantiene el ingrediente fundamental que define la vida de millones de mexicanos, les guste o no, y los lleva de manera constante a las aventuras más inverosímiles que se puedan pensar. Todos sabemos, de un modo u otro, que los resultados serán similares en lo malo que es mucho, y lo bueno que es poco.
De vez en cuando surge un personaje que aplica su ingenio, la chispa del humorismo que atrae al fastidiado asistente a las puestas en escena, y entonces convierte una aburridísima historia en algo jocoso, con todo y que sabemos el final. Algunos son expertos en el humor de doble sentido, otros buscan a toda costa salvaguardar el humorismo blanco, pero saben que la moda de hoy es lanzar furibundos ataques salpicados de mentadas de madre. Tienen pegue en algunos sectores, pero que por desgracia son los que menos votan.
A ciencia cierta, los que ya podemos considerarnos de edad, conocemos cada uno de los trucos que ponen en marcha para aparentar que son lo nuevo, lo nunca visto, lo que habrá de revolucionar todos los tinglados de la política.
Pero no es cierto.
Ni del lado de los que, sin la gigantesca maquinaria de un PRI moribundo, pensaron sería un día de campo, ni tampoco de los otros, todavía con vocación por querer presentarse como una opción cuando la corrosión de la corrupción lleva a pique su embarcación.
Como espectadores la mejor alternativa es divertirse, porque, lo quieran o no, resultan graciosos de un lado, con una que seguramente será la candidata, empeñada en creer que imitar al primer actor es el camino; otro sin ángel, sin carisma, y los demás simplemente con la idea de que, en una de esas, son los elegidos por el que elige.
Y del otro lado, dispuestos a vender lo que se pueda con tal de no pisar la cárcel, hoy sorprendidos por una contadora de historias, personaje de una telenovela o el cuento de La Cenicienta, pero que como tal es ficticia.
Tal vez los parroquianos por lo menos nos podremos divertir, aunque con este presente cada vez más adverso, más angustiante, más sin saber para dónde irá el destino que hoy nos tiene espantados y condolidos, a ciencia cierta empezamos a pensar si, después de todo, no ha llegado el momento de aceptar que, después de todo, la vida misma un día empieza, y otro día, termina.
Mil gracias, hasta mañana.
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