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Después de París: siguiente paso hacia el futuro

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A la fecha, 189 naciones presentaron sus metas ante la Convención Marco de Cambio Climático de las Naciones Unidas, en las cuales se basó el Acuerdo de Cambio Climático

En diciembre del año pasado, se aprobó en París el primer acuerdo universal y vinculante sobre el Cambio Climático. México y la Unión Europea han fungido como importantes promotores, no solo del Acuerdo, sino también de una política ambiciosa sobre el Cambio Climático. Sin embargo, aunque hayamos logrado consolidar nuestras metas aún falta ponerlas en práctica. En este sentido, la implementación del Acuerdo de París, es un paso indispensable para el futuro de nuestro planeta.
A la fecha, 189 naciones presentaron sus metas ante la Convención Marco de Cambio Climático de las Naciones Unidas, en las cuales se basó el Acuerdo de Cambio Climático. A ocho meses de haber hecho públicas las así llamadas Contribuciones Nacionales Determinadas (NDC) es el momento de transformar estas metas en realidades. En este sentido se requiere un cambio de paradigma económico hacia el desacoplamiento entre las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y el crecimiento económico.
La Unión Europea comenzó este proceso en 2007, con un Plan de acción integral para el 2020. Hemos aprendido lecciones, mejorado nuestra planeación en materia de políticas públicas y aumentado nuestros niveles de ambición. La experiencia de la Unión Europea demuestra que la transición hacia el bajo carbono es factible y rentable, pero requiere de considerables inversiones adicionales, donde las tecnologías limpias juegan un papel fundamental.
Al igual que la Unión Europea, México se ha propuesto metas ambiciosas de reducción de emisiones. Felicitamos a México por fomentar el uso de energías renovables y por establecer un programa piloto de comercio de derecho de emisiones. El compromiso de convertirse en economías de bajos niveles de emisiones debe ser un compromiso asumido por parte de todos los departamentos gubernamentales, e implementado transversalmente en toda la planeación de políticas sectoriales.
Somos conscientes de que la toma de decisiones no incumbe exclusivamente a los Gobiernos. Se trata de una responsabilidad compartida. También ha de ser un compromiso ciudadano: como empresarios, como consumidores. Todos los actores, tanto públicos como privados y organizaciones de la Sociedad Civil, deben contribuir, implementando medidas tempranas de carácter preventivo que ahorren costos a mediano y largo plazo. Es por ello que el acuerdo de París también reconoce el papel clave del sector empresarial, de las entidades locales y de muchos otros organismos en la debida transición hacia un mundo bajo en carbono.
En definitiva, cumplimos con parte de nuestro deber al garantizar un acuerdo histórico en París, pero nuestro trabajo aún no ha terminado. Queda aún mucho por hacer, y debemos demostrar que estamos a la altura del desafío para garantizar un mundo más sostenible en un entorno de solidaridad entre el conjunto de los países del mundo.