
La tristeza por la escasez de turismo se apodera de los habitantes de las playas mexicanas de Acapulco, donde negocios se mantienen cerrados tras casi dos meses del huracán Otis pese al anuncio del presidente Andrés Manuel López Obrador de la apertura de casi 130 hoteles.
La desolación la ilustra la playa de Pie de la Cuesta, en la zona poniente de Acapulco, uno de los destinos turísticos más importantes del sureste de México, donde la falta de visitantes amarga las vacaciones decembrinas, que suelen ser una de las épocas más importantes del año.
López Obrador prometió “poner de pie” a Acapulco para Navidad, pero el restaurantero Juan Manuel Vilchis, uno de los afectados en la franja de arena, aseguró a EFE que no podrá “levantar” su negocio porque los daños son graves y latentes, por lo que esperará hasta enero para comenzar con la remodelación.
“Yo en lo particular no voy a levantarla porque no tengo lo suficiente para hacerlo, lo perdí todo, ya vieron mis columnas, esas no aguantarán, puse esta lona provisional”, expuso.