Desigualdad sin tregua en Estados Unidos

A finales de 2013 y luego de cinco años de esfuerzos por estabilizar la economía estadounidense después de iniciada la crisis de los “Subprimes” que contaminaron al sistema financiero mundial en 2008, la marginación y la pobreza parecía un fantasma que amenazaba a la sociedad de los Estados Unidos, cuya economía se encontraba hundida en una crisis y parecía incapaz de reaccionar.

El presidente Barack Obama había heredado un país en quiebra de parte del presidente George Bush, quien en 2008 con el pretexto de conservar activos y empleos nacionalizó e intervino bancos y empresas, instaurando el “socialismo de Wall Street” por primera vez en los Estado Unidos. Al final no fue el presidente Obama ni los demócratas los que pusieron a su país al borde del colapso, el liberalismo de la administración republicana provocó la crisis inmobiliaria y a la polarización social.

Gracias a ello, la aumentó la desigualdad en la sociedad estadounidense. Al respecto, en 2013 Emmanuel Saez publicó un estudio en la universidad de Berkeley titulado: “La evolución de los ingresos altos en los Estados Unidos”, el cual mostraba como sólo 4 años el 1% de los hogares más ricos había visto aumentar sus ingresos en 31.4%, contra otros que sólo los habían visto crecer en 0.4%; pero para colmo, quienes habían podido aumentar en un 95% sus ingresos no fueron los pobres, sino el 10% de los hogares más rico; quienes no habían visto tanta riqueza como en estos años, gracias a la evolución de la bolsa de valores y la política monetaria de reactivación económica de la Reserva Federal (FED), que ha llevó las tasas de interés casi a cero puntos.

Nueve años después de iniciada la crisis de 2008 y bajo un gobierno republicano la economía de los Estados Unidos parecen finalmente reaccionar, pese a que las desigualdades persisten. Ahora, todo parece indicar que será el presidente Donald Trump quien cosechara los frutos de las políticas implementadas por el presidente Barack Obama para reactivar la economía, pues la Oficina del Censo de los Estados Unidos (United States Census Bureau), informó el martes pasado que los ingresos de los estadounidenses habían aumentado nuevamente en 2016 y la tasa de pobreza había caído al 12.7%.

La buena noticia para el presidente Trump, fue que los ingresos promedio de los estadounidenses, por encima de la cual vive hoy la mitad de la población, se elevaron en un 3.2% en 2016, alrededor de 59,039 dólares, después de lograr un aumento histórico en 2015 de 5.2%, pasando el récord anterior de 58,655 dólares de 1999, según la Oficina del Censo. Aunque es complicado corroborar los datos debido a que se cambió la metodología de cálculo en 2014, esos resultados reflejan un aumento de los ingresos promedio de los estadounidenses nunca antes visto.

Este anuncio muestra que la recuperación de la economía de los Estados Unidos, finalmente, podría estar en marcha en un momento crucial para el presidente Trump, quien renegocia el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el presupuesto y su reforma fiscal. Sin duda alguna, si nos basamos en las estadísticas, ellas confirman el buen desempeño de la economía, la cual ha impulsado el consumo y el crecimiento, el que llegó a 3% en el segundo trimestre de este año, estimulando la creación de empleos y bajando el desempleo a sólo 4.4%.

Sin embargo, las desigualdades persisten y deberán pasar muchos años para superarlas en los Estados Unidos. En el informe sobre la pobreza en el mundo de la organización no gubernamental OXFAM, cita un estudio de Thomas Piketty, el cual “revela que en Estados Unidos los ingresos del 50% más pobre de la población se han congelado en los últimos 30 años, mientras que los del 1% más rico han aumentado un 300% en el mismo periodo”, precisa.

Los recientes datos de la Oficina del Censo que hacen referencia a una encuesta entre 100 mil hogares, indican que la pobreza habría disminuido en 0.8% en 2016; con lo cual el número de pobres en 2016 habría sido de 40.6 millones, 2.5 millones menos que en 2015; ello indicaría que el 12.7% de la población vive hoy bajo el umbral de la pobreza, la más baja desde 2007, un año antes del inicio de la actual crisis económica mundial.

Pero si el presidente Trump hay se dispone a cosechar lo hecho durante los dos mandatos del presidente Obama, será gracias a los enormes sacrificios hechos por los ciudadanos y el trabajo de los demócratas, El informe citado indica que el porcentaje de estadounidenses sin seguro de salud en 2016 también disminuyó hasta el 8.8%, 0.3 puntos menos que en 2015 y menor al 13.3% de 2013, gracias a Ley de Protección y Cuidado de Salud, a pesar de que hay aún 28.1 millones de estadounidenses excluidos del sistema de salud.

Llegar a esos resultados no ha sido fácil, sólo recordemos en 2013 como los republicanos deseaban la derogación de la Ley de Protección y Cuidado de Salud, a cambio de modificar el techo de la deuda y como a falta de acuerdos finales de octubre el gobierno de Estados Unidos se vio obligado a cerrar, a dejar de pagar sus obligaciones y caer en moratoria; todo por la oposición de los republicanos al ObamaCare aprobado en 2010, el cual en este año y con mayoría en las dos cámaras se negaron a derogar, rechazando la propuesta del presidente Trump para hacerlo.

Pese a esos resultados, la desigualdad continúa persistiendo en los Estados Unidos, por raza y clase social. El informe indica que la renta promedio para los hogares afroamericanos en 2016 fue de 39,490 dólares, en tanto que para los blancos la renta promedio alcanzó los 65,041 dólares, para los asiáticos de 81,431 dólares y para los hispanos de apenas 47,675 dólares. A la vez, las familias más pobres, que representan un 20% del total, apenas ganan menos de 24 mil dólares, menos que en 1999; lo cual indica que los ingresos de los más pobres no mejorado en estos años.

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