DINÁMICA EDUCATIVA
(Tomado del: Reporte de la Encuesta Nacional de Deserción en la Educación Media Superior, 2012)
“Los desertores tienen un nivel de ingreso familiar menor que los no desertores. El 64.3% de los desertores pertenecían a los dos cuartiles de ingreso más bajos, por el contrario 58.3% de los no desertores pertenecían a los dos cuartiles de ingreso más altos. El 59 % de los desertores mencionó que en algún momento de sus estudios faltó dinero en su hogar, en comparación con el 40.7 % de los no desertores. La diferencia en el porcentaje de jóvenes que reportaron falta de dinero fue de casi cincuenta puntos porcentuales entre los jóvenes de menores y mayores ingresos.
El porcentaje de jóvenes que reportó falta de dinero en el hogar, como una situación que les ocurrió cuando estudiaban la Educación Media Superior, es mayor para los cuartiles de ingreso más bajos estimados en esta encuesta. La estimación del nivel de hacinamiento en los hogares de los jóvenes fue mayor para los desertores.
La percepción de inseguridad en la escuela, o en el camino para llegar a ella, fue similar para desertores y no desertores. Sin embargo, las mujeres se sintieron inseguras en mayor proporción, al igual que los jóvenes de menores ingresos.
El consumo de drogas como marihuana y otras es más frecuente entre los jóvenes desertores que entre los no desertores: 4.8% de los desertores reportaron haber consumido marihuana, por lo menos una vez, mientras estudiaban la Educación Media Superior, comparado con 2.3% de los no desertores. De igual manera es más frecuente que los desertores tomen bebidas alcohólicas semanalmente y fumen dos o más veces por semana. Las diferencias entre hombres y mujeres son similares a las que se observan entre desertores y no desertores. Los hombres reportaron un mayor consumo de estas sustancias.
El consumo de drogas, tabaco y alcohol es mayor conforme es mayor el ingreso del hogar.
Al momento de abandonar la escuela, el 57.9% de los jóvenes quería seguir estudiando. Este porcentaje es mayor para las mujeres: 64.4% en comparación con 51.4 % de los hombres. De igual manera, los jóvenes con menores ingresos son los que más reportan haber querido seguir estudiando.
La mayoría de los desertores (62.4%) no mencionó a persona alguna como influencia en la decisión de desertar. Los jóvenes que mencionaron a alguien reportaron en primer lugar a su pareja y amigos como influencia en su decisión, seguidos de su papá y de su mamá. Por otro lado el 20.2% de los desertores fueron buscados por miembros de su comunidad escolar para convencerlos de seguir estudiando o para conocer sus motivos.
De los jóvenes que no desertaron 8.5% consideró abandonar en algún momento sus estudios. La principal razón mencionada fue la falta de dinero en el hogar con 54.7 % de las respuestas, seguido de considerar que trabajar es más importante que estudiar. La siguientes dos razones fueron del ámbito educativo: tener problemas para entenderle a los maestros y disgusto por el estudio.
El 41.3% y el 28.4% de los jóvenes que desertaron consideran que dejar de estudiar fue una muy mala o una mala decisión respectivamente. En conjunto 69.7% considera que fue una mala o muy mala decisión, porcentaje que aumenta a más de 70% para las mujeres y para los jóvenes de menores ingresos.
El 44.8% de los desertores considera que sus relaciones familiares fueron afectadas negativamente mucho o algo por haber dejado de estudiar, el porcentaje sube a 47.4% para las mujeres en comparación con 42.1% de los hombres.
El 26.9% considera que sus relaciones personales fueron afectadas negativamente “mucho o algo” por haber dejado de estudiar, el porcentaje sube a 28 % para las mujeres en comparación con 25.8% de los hombres.
El 43.3% considera que su situación económica fue afectada negativamente “mucho o algo” por haber dejado de estudiar, el porcentaje sube a 44.2% para los hombres en comparación con 42.4% de las mujeres.
El 42.8% de los desertores considera que la confianza en sí mismo fue afectada negativamente “mucho o algo” por haber dejado de estudiar, el porcentaje sube a 45.4% para las mujeres en comparación con 40.2% de los hombres.
Más de la mitad de los jóvenes (60.5%) que desertaron considera que la posibilidad de encontrar trabajo fue afectada negativamente “mucho o algo” por haber dejado de estudiar, el porcentaje sube a 63.8% para las mujeres en comparación con 57.3% para los hombres.
De los desertores, 67.1% está interesado en continuar con sus estudios. Las mujeres están más interesadas (71.5%) en continuar al igual que la población más joven (70.7%). De los interesados, 30.5% quisiera concluir la Educación Media Superior y 58.2% quisiera estudiar más allá de este nivel educativo.
No creer que regresar a estudiar mejorará la situación económica fue la respuesta más mencionada como influyente para no retomar los estudios. “Indecisión” fue mencionada por 43.8 % de los desertores seguida de “no tener quien lo apoye económicamente” y de la necesidad de “trabajar para mantener a la familia”.
Tanto por sexo como por nivel de ingreso, las principales razones por las que los jóvenes no han regresado a estudiar son las mismas que las mencionadas en párrafos anteriores. Sin embargo una mayor proporción de mujeres dijo preferir dedicarse al hogar. Por el contrario, una mayor proporción de hombres mencionó como un factor importante, el tener que trabajar para mantener a la familia. De manera general, los jóvenes que cuando estudiaban tenían menores ingresos familiares, mencionaron con mayor frecuencia factores económicos para no regresar a estudiar, en comparación con los entrevistados de mayores ingresos.
Recibir un apoyo económico fue el incentivo más mencionado por los desertores para continuar con sus estudios de Educación Media Superior así como un programa de estudios interesante y contar con opciones educativas con horarios y programas flexibles.
La opción educativa más mencionada por los jóvenes para terminar sus estudios, si tuvieran la oportunidad de hacerlo, fue la preparatoria abierta seguida de cerca por las preparatorias de las universidades públicas.
Los padres de los no desertores consideraban, en mayor proporción, que la escuela de sus hijos era estricta en los aspectos académicos y de disciplina, tenía comunicación con los padres, ofrecía apoyo académico y orientación vocacional. En general los padres de los no desertores estaban más involucrados con sus hijos y los apoyaban más.
Los padres de familia de los jóvenes no desertores esperaban en mayor proporción que sus hijos estudiaran más allá de la Educación Media Superior. De los padres de los desertores, una tercera parte mencionó que hizo poco o nada para evitar que su hijo abandonara los estudios.” (Continuará).
*Responsable de la Rectoría de la Universidad Tecnológica de Mineral de la Reforma (UTMiR).