Home Nuestra Palabra Roberto Diez Deserción: Asunto medular en la agenda educativa del nivel medio superior (XIII)

Deserción: Asunto medular en la agenda educativa del nivel medio superior (XIII)

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DINÁMICA EDUCATIVA

(Tomado del: Reporte de la Encuesta Nacional de Deserción en la Educación Media Superior, 2012)

 

                “Un dato muy importante es que 23.8 % de las jóvenes desertoras encuestadas, reportó haberse embarazado cuando estudiaba la Educación Media Superior; y casi la misma proporción respondió que se casó. La diferencia es grande con respecto a los hombres, de los cuales menos de 8 % reportó alguna de estas situaciones. De los hombres 31 % mencionó que en algún momento tuvo disgusto por el estudio, nueve puntos porcentuales más que las mujeres.

                Mientras que 67.4 % de los no desertores reportaron asistir siempre a clases, sólo 42.1 % de los desertores lo hizo. Faltar con cierta frecuencia o faltar mucho a clases fue reportado por 16.5 % de los desertores en comparación con sólo 2.7 % de los no desertores. La reprobación es más frecuente también, entre los jóvenes desertores ya que 26.5 % de ellos reportaron haber reprobado varias materias, o más de las permitidas; en comparación con solamente 6.4 % de los no desertores.

                Mientras estudiaba la Educación Media Superior, el grupo de jóvenes que desertó observaba un menor promedio en sus calificaciones que el grupo que no desertó. Esto es cierto tanto en la calificación numérica que mencionaron, como en aquella reportada como contraste con la de sus compañeros.

                El menor desempeño académico de los desertores de la Educación Media Superior no es exclusivo para este nivel educativo. Tanto el promedio que reportaron en secundaria como la calificación en el examen de ingreso al nivel medio superior, son menores que los de los jóvenes que sí concluyeron.

                Las mujeres tienen un mejor desempeño en la Educación Media Superior, así la diferencia es de casi diez puntos porcentuales en las características presentadas de reprobación, asistencia y promedio en comparación con los hombres. Los jóvenes de mayores ingresos también reprueban menos y tienen un promedio mayor que los jóvenes de menores ingresos.

                Los desertores asisten en mayor proporción a escuelas públicas, sin embargo, la principal diferencia se da entre los jóvenes de menores y mayores ingresos. Más de 98 % de los primeros asisten a instituciones públicas de Educación Media Superior, en comparación con el 83 % de los segundos.

                Casi la cuarta parte de los no desertores reportaron haber recibido una beca mientras estudiaban la Educación Media Superior. En contraste, sólo la octava parte de los desertores reportó haberse beneficiado con una beca. Las becas otorgadas por Oportunidades se reportan como las más frecuentes.

                El grupo de desertores que en proporción recibió mayor número de becas fue aquel con el ingreso menor. Las becas distintas a Oportunidades se distribuyeron proporcionalmente entre los distintos cuartiles de ingreso; mientras que las becas Oportunidades, como era de esperarse, se otorgaron a los grupos con menor ingreso.

                De las becas recibidas por los jóvenes desertores con menores ingresos 55 % fueron de Oportunidades, porcentaje que alcanza 68 % para el caso de los no desertores. Las becas de escuela privada por el contrario no se otorgan a jóvenes con los ingresos más bajos, lo que resulta consistente con el hecho de que los jóvenes del primer cuartil asisten en mayor proporción a escuelas públicas.

                Las circunstancias más frecuentes en los desertores fueron los problemas para entenderle a los maestros y el rezago, entendido como la situación de comenzar la Educación Media Superior con 17 años o más.

                Con respecto a las situaciones relacionadas al ámbito escolar aquí presentadas, las mayores diferencias entre desertores y no desertores fueron que a los primeros se les dio de baja en mayor proporción por reprobar materias, y tuvieron más problemas para entenderle a los maestros. Por otro lado, el rezago es más frecuente entre los jóvenes que eventualmente abandonarán sus estudios. Sentirse discriminado por su forma de pensar o de vestir, fue cuatro puntos porcentuales más frecuente entre los desertores; así como quererse cambiar de escuela sin que les fueran revalidados los estudios.

                La situación relacionada al ámbito escolar, en la que hubo más puntos porcentuales de diferencia, entre los jóvenes del cuartil de más bajos ingresos y los de más altos, fue la percepción de que la escuela quedaba muy lejos de su hogar. Los jóvenes con menores ingresos tuvieron más problemas para entenderle a los maestros y una mayor proporción de ellos se encontraba en rezago.

                Los puntos porcentuales de diferencia que hubo entre hombres y mujeres son menores que en las comparaciones anteriores. Los hombres fueron dados de baja en mayor proporción y consideraban que había reglas de disciplina con las que no estaban de acuerdo.

                Los motivos para escoger escuela son similares entre los dos grupos. En ambos casos el plan de estudios seguido por la ubicación son los más mencionados. El prestigio de la escuela es referido en mayor proporción por aquellos jóvenes que no desertaron, mientras que “Me asignaron esa escuela” es más frecuente entre los desertores.

                De manera general los no desertores tenían más confianza para recurrir a distintas personas (como el director, algún maestro o el orientador) cuando tenían problemas en la escuela. La diferencia es de más de quince puntos porcentuales, en la confianza que tenían los desertores para recurrir al personal de la escuela y de más de diez puntos en la confianza para acercarse a familiares. Las diferencias entre hombres y mujeres son menores pero constantes también. Las mujeres, en general, tienen más confianza para recurrir a distintas personas cuando enfrentan problemas en la escuela que los hombres, aspecto que resulta importante al recordar que los hombres presentan una tasa de deserción mayor que la de las mujeres.

                El 30.2 % de los desertores reportaron trabajar en algún momento mientras estudiaban, en comparación con 26.2 % de los no desertores (diferencia relativamente pequeña al ser solamente de cuatro puntos porcentuales). La proporción del tiempo que se trabajó en relación con el tiempo total de estudios es apenas mayor para los primeros, en particular, el 7 % de los desertores trabajó durante todo el tiempo que estudió en comparación con el 4.3 % de los no desertores.

                Se muestra que los desertores trabajan más horas por semana que los no desertores, aunque esta diferencia es de alrededor de cinco puntos porcentuales. En particular, el 20.1 % de todos los desertores cuando trabajaron lo hicieron en promedio 20 horas o más por semana, en comparación con el 15.2 % de todos los desertores. De igual forma el 22.3 % de los jóvenes que abandonaron sus estudios se encontraban trabajando al momento de desertar.

                Las diferencias más importantes se presentan entre hombres y mujeres: una mayor proporción de hombres trabaja más horas a la semana y gana más dinero al mes. Las diferencias por cuartiles de ingreso son importantes también: los jóvenes con menores ingresos trabajan más y mayor número de horas por semana, sin embargo ganan menos que aquellos con los ingresos familiares más altos.

                El 26.5 % de los jóvenes desertores consideraba que trabajar era más importante que estudiar, en comparación con sólo el 5.9 % de los no desertores. Esta consideración fue más frecuente también entre los hombres y entre los jóvenes de menores ingresos. Por otro lado, considerar el trabajo más importante que al estudio está relacionado, efectivamente, con mayores porcentajes de participación laboral tanto para desertores como para no desertores.” (Continuará).

*Responsable de la Rectoría de la Universidad Tecnológica de Mineral de la Reforma (UTMiR).