EL SEMÁFORO ROJO.- Seamos claros: regresar al color rojo, es decir paralizar casi en su totalidad la actividad económica, llevaría al Estado de Hidalgo, al país entero a un camino sin retorno. Y más allá de los trillados señalamientos sobre un fallido manejo de la pandemia, como si alguien hubiera podido tener la fórmula mágica para hacerlo, el hecho concreto es que los efectos de otra parálisis serían devastadores, incluso peor que el Covid-19, aunque con efectos no inmediatos. Y lo anterior bajo el mismo argumento de que no hay nada más valioso que la vida humana. Una población sin posibilidad de hacerse llegar recursos para lo más indispensable, tiene como único fin la desgracia de una o varias generaciones. Esa es la realidad.
NO HAY NOTICIAS DEL IMPERIO.- Por alguna razón que tenga usted la seguridad que nunca conoceremos, no se sabe absolutamente nada de lo sucedido en la audiencia del 1 de diciembre en el penal de El Altiplano en el Estado de México en que habría de decidirse la suerte del líder del Grupo Universidad, preso por ser responsable de diversos delitos, entre ellos delincuencia organizada. De tal modo que nadie sabe si el personaje citado logró salir para enfrentar el proceso en libertad, o seguirá en el penal. Como quiera que sea, él y nadie más que él sigue como autoridad máxima y definitiva en la UAEH.
LAS DIPUTACIONES FEDERALES.- No es que antes llegaran a las diputaciones federales verdaderas maravillas naturales, porque no fue así. Pero si se hace la malsana comparación con los que ahora tenemos en San Lázaro, de plano que hasta hacen evocar a curiosos personajes del pasado, catalogados como rupestres, unas lumbreras ante los desfiguros que dicen representarnos. Lo peor es que para encubrir su ineptitud, ahora ya todos recurren a la justificación absurda del: “pero ese pasado corrupto”, etcétera, etcétera.
LA INHABILITACIÓN DE YOLI TELLERÍA.- No son pocos los que se unen a la bola cuando un político anda de capa caída. Aquellos que apenas días antes les profesaron lealtad, cuando pasa la etapa de conveniencia le tunden con singular alegría porque el asunto es congraciarse con quien tiene el poder en turno. La historia de siempre. El caso de Yoli Tellería es sui generis, porque sin duda llegó con las mejores posibilidades de convertirse en una alcaldesa que dejaría historia. Su perfil de mujer inteligente y conciliadora garantizaba esa posibilidad. Pero todo salió mal, y lo peor es que no por su culpa, sino de un bribonzuelo que no se cansó de echarle a perder el gobierno para el que ELLA, y no él, fue elegida para presidir. Una lástima, una verdadera lástima, porque una parte procedió con el corazón, y la otra no. Sin embargo debemos anotar que la ex alcaldesa mantiene con dignidad la herencia dejada por su hermano José Antonio. Eso nadie se lo quita.
Aviso para que no digan: Esa columna se nutre de comentarios recabados en agencias del Recontra-Espionaje, muy similares a las que popularizó el “Súper Agente 86” en sus tiempos. Como tal, usted está en libertad de creer o no lo que lee, recontra-enojarse, recontra-carcajearse y hasta recontra-recordarnos a nuestra jefecita (nosotros recontra-hacemos lo propio). Avisado está usted.
Dudas y comentarios:
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