DESCANSE EN PAZ EL CONGRESO LOCAL

I
Llegó la muerte al Congreso,
entró a la Sala de Plenos,
los diputados estaban llenos,
y tras banderas olía a queso.

Es muy puntual la muerte,
entre las curules se movió,
echó los dados a la suerte,
y con todos ya cargó.

II
Con una guayaba en la boca,
a la diputada Corina calló,
“¡Es que cantas re feo!”
La calaca sentenció.

Adela se escondía,
y hasta en náhuatl le habló,
“¿A dónde vas, diputada?..
Tu Xantolo se acabó”.

III
Al diputado Asael
la guadaña atravesó,
defendía mucha vida,
y no daba la pensión.

Mientras a Chóforo en la pista,
se le enchinaba de miedo el cuero,
Al Mictlán iba creído turista,
pero se quedó tieso del cuerpo.

IV
Ningún  diputado escapó a la calavera,
se fue Roxana, Tonatzin, Jorge y Veras,
y hasta con guaruras cargó, a Julio Valera,
en el panteón bailaron las canijas calaveras.
 
V
La muerte buscaba algo,
se rascaba el mentón,
era al tal Fernando Hidalgo,
encargado de comunicación.

VI
Si no bailaron en vida,
tampoco en el panteón,
mantienen bien divididas,
las tumbas por color…

¡Ah, qué diputados!,
tan impuntuales y acabados,
a todos cargó la muerte,
por lentos y atrabancados.

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