“Chelsea y su perro Bear. Vistos por última vez en Nyack, Nueva York”. Con esta llamada de auxilio, dos fotografías y un número de teléfono, la actriz Rosie O’Donnell anunciaba la desaparición de su hija de 17 años.

La adolescente y su perro fueron vistos por última vez hace una semana, el martes 11 de agosto en Nueva York, donde la actriz vive con su familia. O’Donnell explica en su página web que la policía busca a la joven desde el domingo.

“Se fue de casa con su perro de terapia, llamado Bear. Chelsea dejó de tomar su medicación y necesita atención médica”, añade.

Aunque en la nota no se especifica qué trastorno sufre la joven, el representante de la actriz ha explicado que “Chelsea, como millones de personas, sufre una enfermedad mental. Ha sido difícil para Chelsea y su familia, y (Rosie) sencillamente quiere tenerla de vuelta sana y salva”. Según se dice, la joven se habría marchado de casa voluntariamente.

O’Donnell -que tiene una niña de dos años con su ex mujer, Michelle Rounds- adoptó a Chelsea en 1997 junto a su primer marido, Kelli Carpenter, con quien tiene otros dos hijos. Hace unos meses, la madre biológica de la chica aseguraba en el National Enquirer que la actriz se la había “robado”. “Pude no haber sido la mejor madre entonces. Tomé drogas y tengo un historial delictivo por ello, pero estoy convencida de que no merecía que me robasen mi bebé”, sostenía.