Desánimo y frustración de ciudadanos frente a la política económica

NÚMEROS CLAROS

Estas noticias no auguran un buen año para la política seguida hasta ahora por el gobierno federal, la cual ha ido zigzagueando en sus proyecciones sobre el crecimiento de la economía nacional, mostrando que nunca tuvo claro su objetivo de crecimiento a tasas superiores al 5%, ni la estrategia que debería seguir para lograrlo, ni los recursos que debía utilizar para materializar sus objetivos de crecimiento económico y de desarrollo social.

 

Mientras la cotización del peso tiende a situarse en el umbral de su verdadero valor, entre los 17.3 pesos a la compra y los 18.05 pesos a la venta, poniendo fina a años de sobrevaluación, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) ha informado que de acuerdo a su Encuesta Nacional sobre Confianza del Consumidor (ENCO), en febrero pasado el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) se contrajo en 1.5%, en promedio anula; a la vez, el índice que mide la expectativa de los hogares sobre la situación económica del país cayó 3.9%, en promedio anual. Estos datos, muestran la pérdida de confianza de los mexicanos por el futuro.

            Pero si bien los mexicanos están perdiendo el optimismo por el futuro inmediato, el optimismo con el que el gobierno federal ve al país también comienza a empañarse, puesto que el sector automotriz, el baluarte del sector manufacturero hasta ahora, ha comenzado a sufrir los efectos de la contracción de la economía mundial, la cual no termina de salir del pantano de la crisis en que entró en 2008, gracias a la crisis inmobiliaria en los Estados Unidos y la especulación financiera.

            La Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) y la Asociación Mexicana de Distribuidores Automotrices (AMDA), informaron que en el mes de febrero pasado la producción de automóviles cayó 4.1%, mientras que las exportaciones se desplomaron en un 1.2%, en promedio anual.

            Otros datos que muestran que las cosas no marchan sobre el camino prometido en 2012, ni el dibujado con las reformas de 2013, son los que Petróleos Mexicanos (PEMEX) ha informado. Estos datos pueden mostrar el proceso de desmantelamiento gradual de la empresa pública, en beneficio de las empresas privadas; pero también, podrían mostrar la reducción de la producción de los campos petroleros existentes y de los ingresos petroleros previstos para 2016; pues la paraestatal ha informado que en 2015 eliminó 14 mil 694 plazas, y en este año eliminará 10 mil más.

            Estas noticias no auguran un buen año para la política seguida hasta ahora por el gobierno federal, la cual ha ido zigzagueando en sus proyecciones sobre el crecimiento de la economía nacional, mostrando que nunca tuvo claro su objetivo de crecimiento a tasas superiores al 5%, ni la estrategia que debería seguir para lograrlo, ni los recursos que debía utilizar para materializar sus objetivos de crecimiento económico y de desarrollo social.

            Si bien en 2012 los niveles de pobreza y de desempleo, los cuales se manifiestan en el aumento de la inseguridad y de la violencia en el país, pudieron ser los problemas a resolver, definiendo una estrategia para impulsar el crecimiento y materializar la bonanza económica en la reducción del número de pobres y desempleados, en mejores salarios y aumento de los ingresos de los hogares, hoy parece que quienes diseñan las políticas publicas en el país han perdido la brújula y sólo han alcanzado a poner las tasas de crecimiento del 5.2% en los criterios generales de política económica 2015, pero difícilmente lograrán materializar sus sueños y promesas frente a los mexicanos.

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