Democracia participativa cuestionada

NÚMEROS CLAROS
    •    Lo cierto es que, entre los más de 55 millones de pobres que hay hoy en el país, ninguno podrá usar los servicios del NAICM, ni siquiera se beneficiarán de obtener a través de ese proyecto un trabajo que permita aumentar los ingresos de sus hogares


El aprendizaje del ejercicio de una nueva gobernabilidad democrática y participativa, está en marcha. La consulta ciudadana sobre la localización del nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México (NAICM), muestra que la clase política nacional está dividida sobre la participación de los ciudadanos en el ejercicio del gobierno. El presidencialismo había acostumbrado a los políticos a bajar de su paraíso a la tierra sólo para solicitar el voto popular, en época de elecciones; a ensuciar sus zapatos de polvo y pasar dificultades durante sus campañas electorales recorriendo pueblos y rancherías, barrios populares e inseguros; para luego olvidarse de los ciudadanos y esconderse detrás de los vidrios polarizados de su cuatro por cuatro o un lujoso automóvil.
 
Las críticas a la consulta popular sobre la localización del NAICM, han ido desde descalificar a los ciudadanos sobre su carencia de conocimientos y sentido común para opinar sobre el tema, desde el punto de vista técnico, hasta la reprobación del métodos usado, cuando sólo el Congresos está instalado del nuevo gobierno surgido el pasado 1 de julio, para llevar a cabo una consulta de ese tipo este fin de semana, la cual no organizó ni el Instituto Nacional Electoral (INE) ni el INEGI, por ejemplo; señalando la falta de legalidad de los resultados.
 
En el fondo de este debate, parece quedar al descubierto no la factibilidad del proyecto del NAICM, sino los posibles actos de corrupción que podría haber en los contratos firmados para su construcción. La consulta ha sido desaprobada por los empresarios y los partidos de oposición al nuevo gobierno de MORENA, pero ha servido para darle un voto de confianza al presidente electo, a fin de que investigue posibles actos de corrupción en la firma de contratos con las empresas que participaron en su diseño y hoy lo hacen en la construcción.
 
Mal o bien, la consulta ha rechazado la realización del proyecto de aeropuerto en Texcoco y ha optado por su construcción en la actual base militar de Santa Lucía. Desde el punto de vista técnico, sólo los especialistas y ambientalistas podrán tener la última palabra para decir cuál es la mejor opción; pero lo cierto es que, miles de familias de Texcoco y sus alrededores, durante estos días han enfrentado las consecuencias de la construcción del NAICM, al verse afectado el suministro de agua, por ejemplo.
 
Sin embargo, la mejor opción no parece ser necesariamente la ubicación, sino la falta de transparencia en las licitaciones, en los concursos realizados, para dale a los contratistas las obras de construcción. Por lo que, si al final sale a la luz la existencia de actos de corrupción, habrá valido la pena la consulta, para evitar que millones de pesos del erario público terminen en cuentas personales de funcionarios públicos, que podrían tener en esos recursos garantizada su jubilación. No obstante, lo lamentable sería que al final del sexenio o durante él, surjan actos de corrupción en el otorgamiento de contratos en un eventual proyecto de Santa Lucía o continuación el Texcoco.
 
Lo irónico de lo que sucede en nuestro país, es que el Estado es bueno cuando se trata de inversiones millonarias, pero malo cuando se requiere que privatice sus empresas como PEMEX o la CFE, ambicionadas por nacionales y extranjeros. Sí el NAICM no es una prioridad del nuevo gobierno y la iniciativa privada descalifica los resultados de la consulta y desea que se continué con su construcción en Texcoco ¿No sería mejor darle a la iniciativa privada la concesión para su construirlo y explotarlos durante un tiempo?, tal como se ha hecho con las carreteras, por ejemplo.
 
Durante la campaña presidencial del hoy presidente electo, él esbozó la posibilidad de que sean los privados que continúen con la construcción del NAICM. Dejar que la iniciativa primada concluya las obras del NAICM y corra los riesgos, sería mucho más sensato ahora que invertir más dinero público en él, cuando se podría invertir en mejoras en el actual aeropuerto y, eventualmente, en el de Toluca, para convertir sus instalaciones aéreas en un aeropuerto alterno, y hoy unido a la Ciudad de México con el nuevo servicio de tren.
 
Lo cierto es que, entre los más de 55 millones de pobres que hay hoy en el país, ninguno podrá usar los servicios del NAICM, ni siquiera se beneficiarán de obtener a través de ese proyecto un trabajo que permita aumentar los ingresos de sus hogares; por una simple razón, no todos los pobres se encuentran ubicados en la zona oriente de la ciudad de México, en Puebla o Tlaxcala. Millones de pobres continuarán caminando por veredas y caminos polvorientos sin pavimentar, sin puentes para atravesar arroyos y ríos, sin electricidad, sin agua potable y condiciones de vida digna, sin medios para sobrevivir, mientras en nombre de ellos se continúan haciendo negocios y saqueando al país.
 
El nuevo gobierno tiene la responsabilidad de sanear las finanzas públicas y redireccionar los recursos públicos en los presupuestos, no para repartirlos entre sus amigos como se ha hecho hasta hoy, sino para hacer justicia a los millones de pobres que creen en él y para cumplir con su palabra de darles voz, no sólo en esta consulta, sino en todas las que sigan a este primer acto de participación ciudadana. Pero también, se presenta la oportunidad de que nuevas políticas públicas, le abran la oportunidad a millones de mexicanos de poder vivir de un proyecto productivo con dignidad. Si no es así, no habrá valido la pena llevar al poder a un nuevo gobierno, si en seis años no se logra cambiar el rostro insultante de la pobreza frente la opulencia de unos cuantos, que han visto siempre en el ejercicio del gobierno un medio para enriquecerse directa o indirectamente.

Related posts