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Democracia; participación ciudadana

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ANÁLISIS

Nuestra historia está marcada por gestas heroicas, luchas y reivindicaciones sociales que han quedado plasmadas en nuestro orden constitucional. Mexicanas y mexicanos hemos hecho grandes esfuerzos para instaurar un orden legal y lograr espacios de comunicación abiertos que permitan nuestro desarrollo con paz social, respeto a las libertades, promoviendo la convivencia armónica y la integración e inclusión de todos, exigiendo que el interés colectivo esté por encima de intereses particulares o de grupo. 

 

En este contexto, la participación ciudadana no debe limitarse a la simple emisión del voto, debe existir corresponsabilidad en la conducción del destino del país, pasando necesariamente por la supervisión del ejercicio público. Debemos participar activamente para lograr erradicar las malas prácticas existentes en nuestras instituciones. En este proceso, es fundamental hacer frente a males que atentan contra nuestro Estado democrático. 

Sabemos que en aquellos países donde rige el Estado democrático de derecho, existen los espacios y procedimientos para la libre discusión de los proyectos, ideas y programas políticos que buscan dar contenido a los regímenes democráticos. Dicho de otra manera, la participación da contenido a la democracia y el mecanismo de la representación no basta para poder hablar de una verdadera participación. 

Próximamente, en el mes de junio del año en curso, tendremos elecciones en nuestro país, recordemos que la participación no explica, ni es suficiente para sostener el edificio de la democracia representativa, se requiere además de la sinergia de la sociedad civil, de las organizaciones, de los partidos políticos e instituciones del Estado. 

En un país donde ciudadanos gobiernan para ciudadanos, no hay cabida para la apatía, la pasividad o la crítica desinformada. En un Estado democrático son los ciudadanos quienes eligen a sus gobernantes, los supervisan y son corresponsables en la toma de las decisiones. 

Ejerzamos nuestro derecho a votar de manera responsable e informada; el abstencionismo debemos dejarlo atrás, contribuyamos a la consolidación democrática al controlar y limitar el poder del Estado, estimulando el compromiso de todos en el procesamiento y solución de las demandas sociales. Es aquí donde cobra especial fuerza el vínculo entre democracia y participación ciudadana, creando una infraestructura de seguridad democrática, fortaleciendo así el poder civil y la apertura política que den mayores espacios a la comunicación entre sociedad y gobernantes. 

Participemos, evaluemos y califiquemos el desempeño de nuestras instituciones públicas, exijamos que los servidores de ellas rindan cuentas con transparencia en el uso de los recursos de los mexicanos, de las acciones realizadas y de los proyectos a emprender a favor del desarrollo nacional. 

(Agencia EL UNIVERSAL)