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Demasiado amor

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Historias de Buró

Por la ventana de su casa lo veía pasar, en una rutina de cinco días en los que se dirigía a su trabajo, siempre a la misma hora, siempre por el mismo lugar. Solía ir un poco más tarde los días de lluvia, pero a quién le gusta ir a trabajar con un clima así.
Aquella chica solía espiar al chico de sus sueños, al hombre al que estaba segura amaría toda su vida, todos los días, todo el tiempo.
Una tarde, decidida a hablarle le esperó en la esquina desde muy temprano, sin embargo cuando este pasó, el penetrante olor de su perfume la hipnotizó cautivándola aún más cuando él ni siquiera se había percatado de su presencia. Intentó varias veces y en ninguno se atrevió, y por cada que pasaba se enamoraba más y más, hasta que cierta tarde algo cambió.
Había estado una hora en aquel rincón, la misma esquina cómplice de su amor secreto y confidente de su miedo, sin embargo él nunca pasó. Envuelta de tristeza se dirigía a su casa a llorar, cuando en el camino se topó con él.
Sostenía con la mano a una chica a la que parecía proteger con ternura, caminaban a paso lento y disfrutaban de la charla. Felices ambos, se dirigían al trabajo, donde se habían conocido y enamorado apenas una semana antes.
Envuelta en rabia se dirigió hacia él, sacó de su bolsillo unos auriculares y sin pensarlo los ató a su cuello por la espalda, de una patada lo tumbó al piso mientras la otra mujer trataba de detenerla. Con una mano forcejeaba con la mujer y con la otra apretaba los auriculares, en poco tiempo el hombre murió de asfixia.