Dicho en corto, los trabajadores mexicanos ganan los salarios más bajos de la OCDE y padecen las jornadas más largas
En algún discurso hace unas semanas, Enrique Peña Nieto señaló que percibía un “mal humor social”, en estos días se quejó de que las buenas noticias reciben poca atención, mientras se inundan los medios de comunicación con las malas noticias. Como era de esperarse, diversas voces han respondido que cuesta mucho trabajo encontrar las buenas y que en cambio las malas noticias se multiplican todos los días. Yo agregaría que no sólo se trata de las buenas y las malas, ni el clima social puede reducirse a un mal humor. Quizá un término más adecuado sería ira, indignación o desesperación social. Y es que las condiciones de vida de la población trabajadora del país han empeorado de manera notable.
Hace algunos meses, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, la OCDE, informó que de todos los países que pertenecen a ese organismo, los trabajadores que soportan la jornada más larga de trabajo son los mexicanos, pues acumulan un promedio de 2 mil 228 horas al año, mientras el promedio en la OCDE es de mil 770; además, que también son los que más bajos salarios perciben. O sea que trabajan más y ganan menos.
Y si esas son las condiciones generales, además se ha registrado una extraordinaria precarización del empleo. Para empezar, el Inegi informó hace unos días que en sólo un año, los trabajadores que se encuentran laborando en el sector informal, esto es el que carece de cualquier tipo de prestación, aumentó en 300 mil personas, para hacer un total de 29 millones 412 mil 185, lo que representa el 57.2 por ciento de la población económicamente activa. O sea que más de la mitad de la población trabajadora del país carece de cualquier prestación, como acceso a las instituciones de salud, despensas, vacaciones y desde luego derecho a una pensión o jubilación.
La precarización del empleo también se expresa en el propio sector formal en el aumento extraordinario del outsourcing o sea cuando una empresa no contrata directamente a sus trabajadores, sino que realiza un convenio con otra empresa para determinadas tareas y es ésta la que los contrata. Es la forma, pues, en la que el verdadero patrón se escabulle de sus obligaciones y se eliminan los derechos laborales, como por ejemplo el de huelga, pues no se puede organizar una contra el patrón real, porque con él no existe la relación de trabajo.
Dicho en corto, los trabajadores mexicanos ganan los salarios más bajos de la OCDE y padecen las jornadas más largas. Además, la mayoría carece de cualquier tipo de prestación, de estabilidad en el empleo y ha perdido sus derechos laborales. No se trata, pues de un mal humor social, sino de niveles de indignación y desesperación.
Correo: caceps@hotmail.com