Home Nuestra Palabra Miguel Rosales Dejar hacer, dejar pasar…

Dejar hacer, dejar pasar…

0
Dejar hacer, dejar pasar…

Pido la palabra

En la actualidad, mencionar el tema de la pobreza es obligado cuando de ganar votos se trata

La política mexicana está convertida en una auténtica “Torre de Babel”; política cuya estrategia está construida en una base de mentiras o falacias, habitada por la demagogia y estrategias de manipulación de bases; política que ha servido como cuartel general de marchas y plantones y ha arropado a inquilinos en nombre y supuesta representación de mayorías desprotegidas, los cuales hasta el momento no han visto los beneficios de esa construcción edificada en su nombre.

Esa historia pocos la van a admitir como parte de su responsabilidad, pues en cierta forma la displicencia y ambiciones políticas de los actores políticos del pasado y muchos contemporáneos ha sido el factor de su generación; culpables hay, solo basta echarles una mirada a los últimos cinco sexenios.

En la actualidad, mencionar el tema de la pobreza es obligado cuando de ganar votos se trata, pero nada más, después, nuevamente el olvido, y nos vemos hasta las siguientes elecciones en donde los grillos de siempre desempolvarán nuevamente este tema que es el favorito en sus discursos; lamentablemente las clases menos favorecidas no pueden darse ese lujo de guardar su pobreza y sacarla a relucir solo en fechas especiales.

Esa historia viviente es a donde deben voltear todos aquellos que lucharon por ocupar un lugar en la administración pública, pero no, llegando al lugar sin límites ya no tiene caso voltear al trampolín cuando ya se está nadando en la alberca, tal parece que el poder cumple las mismas funciones que el estómago, todo lo convierte en …desechos anatómicos.

Por lo general, con sus sagradas excepciones, en lugar de tomar medidas tendientes a resolver los inmediatos problemas de la población, pierden su tiempo irreflexivamente en resolver asuntos políticos y no sociales; generando estrategias para construir cortinas de humo y desviar la atención de las verdaderas necesidades que requieren pronta atención.

En muchas ocasiones hemos podido observar que cuando de manera regular se van presentando problemas que ocupan nuestra atención en su solución y que estos problemas se hacen cada vez más recurrentes, la experiencia nos indica que más adelante viene un conflicto aún más grande, los problemas pequeños solo son la señal de la calamidad que se avecina, esto sucede en el trabajo, en la casa o en cualquier ámbito en el que nos desenvolvamos.

Desde luego que esta premisa nada tiene que ver con premoniciones sobrenaturales, más bien está estrechamente relacionado con la omisión, negligencia o desatención de los seres humanos; nosotros somos los causantes de lo que sucede a nuestro alrededor, aunque siempre busquemos al culpable fuera de nuestra esfera de influencia, para decir en nuestro descargo que no pudimos hacer nada para resolverlo, esa será por lo general la excusa más socorrida, por desgracia esa excusa llegó a ser la favorita de muchas de nuestras autoridades de los tres niveles, aún la siguen utilizando, el ejemplo es Texcaltitlán, donde la inacción ya produjo varios muertos.

La filosofía del “dejar hacer, dejar pasar” se convierte en inacción cómplice, pues en cierta forma ésta es la causante de que muchos problemas tomen dimensiones impactantes por no haber tenido la capacidad para actuar a tiempo; tal vez en un exceso de confianza o de insensatez se pensó que las cosas se iban a corregir solas por el simple transcurso del tiempo; hoy vemos que Fuenteovejuna ya se cansó de la ineficacia oficial.

Esa inacción, convierte en cómplice a quien no quiere ver y en consecuencia tomar una clara acción para resolver los problemas, en otras, solo con acciones tan tibias que más bien da la impresión de que no hay la voluntad de solucionar nada.

No se debe actuar únicamente por reacción sino por prevención, no se debe tapar el hoyo solo después de que se ha ahogado el niño, y solo por unos días, y después, nuevamente el olvido, la inacción y a continuar con su lucha personal por proyecciones políticas.

Las cosas no se resuelven solas, la inacción con el tiempo solo las complica, no hay mejor forma de ganar votos que siendo eficaces.

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.