Dejar hacer, dejar pasar…

En muchas ocasiones hemos podido observar que cuando de manera regular se van presentando problemas que ocupan nuestra atención en su solución y que estos problemas se hacen cada vez más recurrentes, la experiencia nos indica que más adelante viene un conflicto aún más grande, los problemas pequeños solo son la señal de la calamidad que se avecina, esto sucede en el trabajo, en la casa o en cualquier ámbito en el que nos desenvolvamos.

 

 

Desde luego que esta premisa nada tiene que ver con premoniciones sobrenaturales, más bien está estrechamente relacionado con la omisión, negligencia o desatención de los seres humanos; nosotros somos los causantes de lo que sucede a nuestro alrededor, aunque siempre busquemos al culpable fuera de nuestra esfera de influencia, para decir en nuestro descargo que no pudimos hacer nada para resolverlo, esa será por lo general la excusa más socorrida, por desgracia esa excusa llegó a ser la favorita de muchas de nuestras autoridades de los tres niveles, de hecho, aún la siguen utilizando.

 

En lo personal, estoy cansado de escuchar en todas partes un “por qué no”, lo ideal sería escuchar un “como sí”; y sin embargo nos vamos por la fácil, a la mayoría de la gente se le facilita una excusa en lugar de una obra, la zona de confort los mata en su infinita mediocridad.

 

En política, esa filosofía de “dejar hacer, dejar pasar” vivió buenos momentos a nivel federal con el ex presidente Vicente Fox, y lo dejó muy claro con su célebre frase del “¿y yo porqué?”, su inacción en cierta forma contribuyó a que algunos problemas tomaran las dimensiones que ahora tienen por haber desperdiciado la oportunidad de actuar a tiempo, tal vez en un exceso de confianza o de insensatez pensó que las cosas se iban a corregir solas por el simple transcurso del tiempo, así tenemos el flagelo del narcotráfico que nunca se vio una clara y decidida intención para atacarlo.

 

Otro más, el añejísimo conflicto magisterial de Oaxaca, que en lugar de encontrar una salida “a tiempo”, solamente se le fueron dando calmantes o “mejoralitos” como decíamos los de mi generación. El monstruo creció y ahora las decisiones tardías tienen a las Autoridades entre la espada y la pared; lo cierto es que cualquier decisión que se tome respecto a los Maestros, el Gobierno Federal va a salir raspado; tal vez buscando algún distractor o alguna noticia espectacular pudiesen salir librados, se me ocurre quizá perseguir a algún político en desgracia y mal parado para que la gente vea que “estamos trabajando”, el cadalso calmaría las aguas al ser un buen distractor.

 

Las cosas están que arden, en muchas entidades federativas la gente sigue igual de caliente, incluso más que antes de las elecciones que acabamos de vivir… y otros de sufrir.

 

Otra prueba del dejar hacer y dejar pasar, o mejor aún, esperar a los proceso electorales para generar obra pública, les costó el triunfo en varios Estados, Hidalgo no fue la excepción, sobre todo a nivel Municipal; y si no vean la pasmosa lentitud con la que hicieron un retorno frente a las instalaciones de la Universidad, era más que obvio que la iban a inaugurar días antes del proceso electoral, todos le atinamos, dicha terminación de la obra fue exactamente un día antes de las elecciones. Resultados como esos, deliberados o no, más que gusto, le generaron disgusto al electorado, y se los cobró bien caro en las urnas. En este mismo espacio alguna vez le dije que la gente no olvida, y ya vimos que no olvidó.

 

Se necesita actuar y no dejar las cosas para mañana, las cosas no se resuelven solas, la inacción con el tiempo solo las complica, por eso hoy les digo a todos aquellos que se dedican de tiempo completo a la política: pongan sus barbas a remojar y ¡ya pónganse a trabajar¡ aunque sea para recuperar a los militantes que se han ido por la ineficiencia de su trabajo.

 

Las palabras se las lleva el viento pero mi pensamiento escrito está.

 

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