Con astutas mentiras, la joven consiguió que varios bancos le prestaran decenas de miles de dólares, viajó gratis en aviones privados y vivió meses en lujosos hoteles cuyas cuentas nunca pagó.
Hija de un exchofer de camiones ruso que se mudó a Alemania cuando tenía 16 años, intentó conseguir un préstamo de 22 millones de dólares para financiar un club privado en Manhattan que albergaría una colección de arte, bar y discoteca.
Su abogado, Todd Spodek, dijo en sus alegatos: “en una ciudad que favorece el dinero y la apariencia del dinero” la joven debió, como el cantante Frank Sinatra en sus inicios, recurrir a trucos para acceder a las oportunidades.