Declaración de guerra a la estupidez

Opinión de John Carlin

●    La elección de Trump demuestra el pésimo gusto de 60 millones de estadounidenses
“Una familia con los miembros erróneos al mando”. George Orwell.

La otra “cuestión cultural” que unió a los que votaron por Trump fue el repudio a la señora Clinton. En gran parte al horror a la idea de una mujer al mando del país; en parte a que Clinton produce un rechazo visceral similar al que producen en sus países hombres como Pablo Iglesias, Rajoy, Juan Manuel Santos o Enrique Peña Nieto. Contra eso, por más injustas o groseras que hayan sido las acusaciones de la campaña de Trump contra la persona de Clinton, no hay mucho que decir
Entre la variedad de teorías que se han avanzado para explicar la elección de Donald Trump a la presidencia de EU hay una con la que todos están de acuerdo. Fue una patada en el trasero a la corrección política. Bien. Juguemos según las reglas de Trump y sus votantes.
No fue la economía, estúpido, lo que ganó las elecciones para el estúpido. No fue la voz dolorida de los sin voz. No fue un grito de rabia contra la desigualdad o la globalización. No fue el clamor de los desposeídos. No fue una rebelión contra la élite.
¿Hay alguien más élite, más abusivamente élite, en Estados Unidos que Trump, un magnate malvado de caricatura que posee su propio Boeing 757, sus mansiones doradas y sus esposas Barbies que ha sido demandado ante los tribunales en más de mil ocasiones y no ha pagado impuestos en 20 años?
No. Dejemos el tópico del anti-elitismo. No seamos tan vagos y tan banales.
La victoria de Trump representó una rebelión contra la razón y la decencia. Fue el triunfo del racismo, de la misoginia, de la estupidez -o de las tres cosas a la vez-. Fue la expresión del poco juicio y del pésimo gusto de 60 millones de estadounidenses, la enorme mayoría de ellos hombres y mujeres de piel blanca que poseen casas, coches, armas de fuego y comen más que los ciudadanos de cualquier otro país de la tierra.
Ahora que las estadísticas han permitido descifrar quién votó por quién según no solo su raza sino su situación económica o lugar de residencia, sabemos que el ingreso medio de los votantes de Trump fue superior al de los de Hillary; que la mitad ganan más de 100.000 dólares al año; que suelen vivir lejos de las grandes ciudades en barrios exclusivamente blancos; y que solo una minoría ha sufrido las consecuencias económicas de la globalización.

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