Fotoreportaje
Aunque el camino no es tan largo en realidad la subida es muy pesada. El Cerro de Cubitos es una de las zonas populares más representativas de la capital hidalguense, en ella habitan personas de diversos orígenes el estado. Así que entre subidas y bajadas buscamos a Doña Rita, una mujer de 87 años de edad que llegó a Pachuca hace 50 años, proveniente de la comunidad de Joquela, municipio de Tianguistengo, Hidalgo.
Tras el anuncio de “Huevo fresco”, una sonrisa de oreja a oreja y una energía que hace dudar de su edad, nos esperaba Doña Rita; en un hogar humilde como la mayoría de las casas del lugar, bajamos unos escalones rodeados de plantas de ornato y legumbres –Mire este tomatito, no crece pero sabe rico- comentaba Doña Rita mientras nos encaminaba hasta sus “gallinitas”. Pronto cumplirá un año de que su hijo mayor falleció – Mijo era borrachito tomaba, pero iba a trabajar, pero me cuidaba-. Dicha pérdida obligó a esta mujer de oficio partera a regresar cada semana a su pueblo a vender ropa usada para sostenerse –me daba mis pesitos me venía a dar pero pus hora quien me va dar, los hijos todos están lejos… están regados pero no me hacen caso-.
Doña Rita contó cómo tuvo que buscar ayuda – pos alguien me dijo ¡ay Diosito!, pueden ayudar, vete a SAGARPA (Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación) para que te apoyen, los pollitos y los están dando de apoyo y por eso fui preguntando, fui preguntando y si llegué, acababa de morir mijo, tenía como 20 días-. “El campo en nuestras manos” es un proyecto de SAGARPA que busca atender a mujeres del sector rural, al cual pudo acceder debido a la situación económica por la que pasa.
A menos de un año de que recibió 10 gallinitas, Doña Rita ya puede vender entre sus vecinos el huevo que le sobra no solo eso, tras los cursos de capacitación que recibió, la atención y cariño que tiene por sus animalitos le han permitido comprar pollitas de rancho, que como ella dice “puede vender un gallito de vez en cuando”. –Tengo bien cuidados mis gallinitas, las cuido mucho, saco 9, hay veces 8 huevitos, como puso un anuncio mija, podemos vender a 24 el kilo, baratito lo estoy dando para que salga-.
El valor de esta mujer es grande, su energía es contagiosa, durante nuestra charla nos comentó que hace poco sufrió un accidente mientras viajaba, aun así nos atendió y platicó cómo está saliendo adelante, nos dejó un momento para atender al cliente que llegó por un poco de huevo.
Doña Rita logró convertir el dolor de su pérdida y la angustia, por su futuro en un caso de éxito, convirtiendo el apoyo a pequeños productores que brinda la secretaria en una terapia ocupacional, con la cual mejoró significativamente su calidad de vida dándole la oportunidad de sentirse útil y feliz nuevamente, así nos despidió en el portal de su hogar.
Salimos de cubitos, esta vez fuimos en carro, nos dirigimos al Huixmi, para visitar un huerto familiar. Las calles son sinuosas por lo que circulamos a baja velocidad, me asombra mucho el pensar que Doña Rita a su edad tuvo la valentía de caminar el mismo trayecto que hasta para el vehículo es complicado. La colonia del cerro de cubitos a pesar de estar situada en la ciudad capital del estado, es una de las colonias con mayor grado de marginación, según el cruce de datos que María de la Luz Espinosa Escamilla, coordinadora estatal recabó para SAGARPA.
20 minutos después llegamos a casa de Cecilia y su nuera quienes tienen cuatro meses con su huerto familiar, apenas llegamos cuando Cecilia me mostró con mucho orgullo el manojo de los rábanos que acababa de cosechar. El huerto en suelo es uno de los cinco paquetes a los que la ciudadanía puede acceder, uno de los requisitos es contar con un terreno mínimo de 50 metros cuadrados, lo que dificultó que la gente pudiera acceder a él, por ello la delegación se plantea reducir los metros cuadrados que son requeridos para la mancha urbana de la capital.
Lechuga, espinaca, zanahoria, manzanilla, calabaza, cilantro, cebolla, brócoli y los rábanos ya nacen en el pequeño huerto que entre toda la familia atienden, cada uno con su responsabilidad, Cecilia nos explicó que las mujeres son quienes más emocionadas están, ya que los hombres trabajan entre semana por lo que solo ayudan sábado o domingo con la parte más pesada, remover y preparar la tierra como les enseñaron en la capacitación que recibieron en la delegación. -Llevamos los pasos que nos había dicho la ingeniera, remover la tierra, cercar, nos vino a explicar cómo hacer las camas y cómo sembrar en tres bolillos a chorro o trasplante, todo eso nos explicó-.
Rocío González Laines es la ingeniero que desde octubre del año pasado se encarga de las capacitaciones y el seguimiento de los “Huertos Familiares”, encargándose de las visitas mensuales junto con el acompañamiento técnico, para salvar con éxito el proyecto, la comunicación es importante por eso los beneficiarios y capacitadores implementaron varias opciones para seguir en contacto o solicitar apoyo técnico en cualquier momento, ya sea por vía telefónica o por whatsapp en los grupos en los que además tienen contacto con otros beneficiarios.
El huerto tiene 4 meses, pero fue desde el segundo que la familia pudo comer de los alimentos que ellos mismos plantaron. – Los rábanos, el cilantro y la lechuguita fue lo primero que se dio, ya nos comimos varias… si es un buen ahorrito, porque por ejemplo apenas tiene poquito que hice mi comida y me falto el cilantro y dije pues al huerto que para eso está el huerto y ya vine a arrancarle la hojas al cilantro por que las ocupaba, aparte de que es un ahorrito pues es mejor cosechar, pues porque ya aquí si se olvida algo ya no gastamos en comprar- Cecilia no siguió platicando mientras limpiaba unas hojas de brócoli –es bonito, porque es algo que uno lo ve y hora sí que es mi trabajo que yo he hecho-.
Cerca está Katia cuidando a su pequeña hija. Katia es nuera de Cecilia, ella también ayuda en el huerto, además de contar con el paquete de gallinero familiar con el cual ha logrado que sus gallinas den de comer a las siete personas que forman su hogar. No ha podido tener un excedente para comercializarlo, aunque nos comenta que el gallinero le significa un ahorro más grande que el huerto pues logra recoger alrededor de 3 kg a la semana de huevo. –Yo también ayudo le pongo el agua todos los días a las gallinas- nos dice una pequeña de 9 años que es cuñada de Katia e hija de Cecilia. Esta familia se involucró tanto en el huerto y cuidado de las gallinas, que están pensando en agrandar el huerto e inclusive ya se animaron a la crianza de conejos. –Están muy bien los apoyos, es mejor un apoyo que uno le vaya dando seguimiento que un económico, porque en el huerto vemos cómo se producen los alimentos que consumimos y mas sin en cambio con un apoyo económico no tenemos tanta convivencia con la familia, si ayudan es diferente-. Dejamos a esta familia quienes lograron acceder a uno de los dos huertos familiares que se entregaron en Pachuca.
El objetivo de un programa como este, es contribuir con la seguridad alimentaria de las familias en condición vulnerable dando un ejemplo de desarrollo sustentable.
Estos programas dejan atrás la tradición paternalista que durante mucho tiempo permeó la política social en México y el estado. La ONU (Organización de las Naciones Unidas) define “el desarrollo sostenible o sustentable como la satisfacción de las necesidades sin comprometer la capacidad futura para satisfacer nuevas, a través de tres ejes en equilibrio: el desarrollo económico, el desarrollo social y la protección del medio ambiente”.