El mercadólogo
En esta última semana de 2022 hemos encontrado en las noticias, los programas deportivos y de cualquier otra temática, en redes sociales y en muchas aplicaciones, el resumen de este año. Como es normal, e impulsados por esta dinámica, en nuestra vida personal solemos hacer lo mismo, aprovechando este fin de un año e inicio del siguiente.
Sin embargo, para poder hacer este resumen mental personal, es muy importante ser honestos. Porque todo puede enfocarse desde varios puntos de vista: en las noticias, poner solo las cosas positivas o negativas o dar demasiado foco a cierto tipo de sucesos, opacando otros acontecimientos relevantes o en el deporte, mirar solo los números o inclinar la balanza solo hacia unos u otros participantes. Pero, si de verdad queremos hacer un resumen que sea provechoso para el futuro, hay que ser sinceros con lo que ha pasado.
Para ese ejercicio de sinceridad es muy importante tener en cuenta los contextos. Ya sé que esta palabra ha perdido, poco a poco, su significado, por culpa de los miles de comunicados intentando justificar declaraciones o acciones incorrectas. «Está sacado de contexto» hemos escuchado y leído tantas veces, que ya no nos acordamos qué es eso del contexto. Pero, en el caso de los resúmenes anuales, es fundamental. Porque no es lo mismo evaluar resultados después de, por ejemplo, un año en el que hemos tenido una pandemia mundial, como lo fue el 2020, o uno en el que ha estallado una guerra con grandes connotaciones internacionales, como en este 2022, que hacerlo con un año sin un evento tan significativo como estos.
En nuestras vidas personales también es importante contextualizar nuestros logros, hitos y fracasos. Lo primero es tomar en cuenta nuestro punto de partida: en qué situación comenzamos 2022, y con qué metas. A partir de ahí, podremos poner nuestra evolución en la escala adecuada para hacer una correcta medición. Seguro que alguna de esas metas las hemos conseguido, y otras tal vez hemos estado muy cerca.
También es probable que, al pensar en esas metas a conseguir en 2022, no fuéramos lo suficientemente realistas, por lo que, al hacer el balance anual, descubramos que era imposible de conseguir. Esto también es un aprendizaje de cara a plantearnos nuestras metas a conseguir en 2023. Es importante que cada una de las cosas que nos propongamos conseguir en este año que comienza sean realistas y estén bien definidas, para evitarnos frustraciones más adelante.
Aunque el cambio de año, de 2022 a 2023 no es más que un convencionalismo, es una buena excusa para hacer una pequeña parada en nuestro camino. Sí, el primero de enero de 2023 éramos exactamente las mismas personas que el 31 de diciembre de 2022, y las situaciones externas eran las mismas que el día anterior, pero eso no quita que este cambio de página en el calendario nos pueda servir para pensar bien en el rumbo que queremos seguir durante los siguientes 365 días, para así hacer un plan que nos ayude a llegar a buen puerto.
Pero para todo esto, son importantes, por un lado, la sinceridad; sin ella, podemos tender a pensar que todo lo que hemos hecho este año ha sido fenomenal o desastroso. Y seguramente la realidad está lejos de uno u otro extremo. Se trata de dar su justa dimensión a los triunfos que hayamos tenido este año y a los errores que hayamos cometido, para intentar no volver a cometerlos.
Por otro lado, es fundamental tener los pies en la tierra: no dejar de ser ambiciosos en nuestras metas, pero saber bien dónde estamos parados, para ver si requerimos un paso pequeño o un salto mortal para conseguirlas.