
RETRATOS HABLADOS
Con frecuencia hacer una carta desde el futuro implicaba fecharla en cualquier mes del 2020 en algún lugar de la tierra. Se antojaba tan lejano el año que solo era posible en la ficción llegar a esas tierra que siempre se antojaban pobladas por carros voladores, calles con andadores automáticos, robotinas y robotines por todos lados, viajes al espacio como si se tratara de ir al puerto de Acapulco, vacaciones en algún planeta exótico, entre muchos otros adelantos tecnológicos de los que destacaba un aparato parecido al teléfono pero sin cables de por medio.
Era el 2020, y por lo tanto, la mayoría de las cosas estaban inventadas o descubiertas, porque incluso el ejercicio del poder estaba otorgado a una gigantesca computadora llamada Multivac según el escritor Asimov, que podía adelantarse a la delincuencia y el crimen, para dar origen a una sociedad libre de violencia y malhechores. Como quien dice todos podían vivir en la certeza de que ya no eran gobernados por autoridades de malas mañas o totalmente fuera de sí por la enfermedad que provoca sentirse poderosos.
Estaba tan lejana la fecha para nosotros los de entonces, que dábamos por hecho que tantas cosas anticipadas por los más grandes exponentes de la ciencia ficción, jamás se llegarían a realizar.
¡Estamos en el año 2023!
Todavía no hay carros voladores, aunque se anticipa la llegada de drones para el transporte de personas, esto es que se hará realidad; calles que se mueven solas, como que no se les ve mucha utilidad, robots al por mayor tampoco, viajes turísticos al espacio, son casi un hecho; a otros planetas, va a tardar, pero va por ese rumbo; y lo del teléfono sin cables, es decir el celular, está en todo su esplendor con más adelantos que una cámara de fotografía profesional, o de video, o de lo que usted quiera.
Si algo empieza a representar estos años que todavía nos toca vivir, es el avance en las telecomunicaciones, todas montadas sobre internet, de tal modo que la telefonía de casa ha pasado a mejor vida.
Que nos gobierne una máquina se ve lejano, pero seguramente y como última alternativa ante la imposibilidad de evitar que un político se enferme de poder, probablemente se recurra a una supercomputadora, eso sí preparada con todas las vacunas habidas y por haber en esos menesteres.
El único problema es que en la era de la tecnología y de una comunicación absoluta, no sé si a usted le pase lo mismo que a mí, pero cada vez se siente más una soledad que lastima, que interrumpe la posibilidad de hablar en la mesa familiar, cuando no falta quién esté pegado al celular y se aísle, se haga alguien ajeno, y le otorgue más importancia a quien ni siquiera se tomó la molestia de asistir al evento, cualquiera que este sea. O se olvidan de todos para palomear, dar un like, o compartir el nuevo video gracioso y absurdo, o la reacción del que se fusila el trabajo de otro, pero pela tamaños ojos… y lo peor es que lo celebramos, a costa de la persona que tenemos enfrente, y a la que podemos hablarle, mirar y saber su forma de pensar real, porque acompaña su decir con gestos, con las manos que reafirman su pensamiento. No sé.
Algo dejó en el olvido esto de estar tan, pero tan informado, de todo y de nada.
Mil gracias, hasta el próximo lunes.
jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta