De las entrañas de la tierra

HOMO POLITICUS

Con la ilusión que entraña la luz llegaste en esa mañana,

De nácar y espuma blanca, dos luceros te acompañan.

 

 

Profundo, observas el mundo que te aguarda, parece que sabía que venias, parece que te aguardaba tanto como yo, con las ansias locas de los desvelos y con la música del vientre que fue tu hogar primero.

 

Mis lágrimas asomaron al ver las dos argollas de tu rostro que lo iluminaban todo, mientras tú con la tranquilidad y fuerza de un roble, inmutable te recogiste entre mis brazos, los cuales se moldearon a tu silueta, con la ternura del encanto contenido y sin saber qué decir.

 

Desde entonces eres universo y luz, la pasión más grande que desencadena mis torrentes de amor, mi angustiada espera por tenerte entre mis brazos, por mirar lo que no se deja de contemplar, tu sonrisa que estalla con la risotada de mil vientos, sonidos del alma, canto de pájaro cuya sencillez lo derrota todo y engrandece el alma.

 

Tus primeros pasos, torrentes de cascada, temblor que cisma la tierra y sus entrañas, como explorándolo todo, en la búsqueda de lo recóndito, del último suspiro antes de dormir, lugar donde lo placido de tu ser juega en las batallas del mar, en el vaivén de las olas, donde te veo como delfín.

 

En tus bellas manos, grandes horas se detienen en mi mente, la perfección de tu pequeño cuerpo embelesa mi cansada vista y refresca mi espíritu, es como si inyectaras vida a mis entrañas, como si el viento me hiciera volar.

 

Te he dicho que te amo más de lo que puede contar y recordar y aun no es suficiente, no lo será nunca. Lo llenas todo, los momentos más amargos y dulces, con la tibieza de tu cuerpo, con la luz de una palabra, que se agolpa en mi corazón al escuchar, te amo papá.

 

En mis horas inciertas apareces y lo clarificas todo, no hay camino sin tu camino, eres la verdad que abre la vida, eres la vida.

Nada presagia tu próxima risa, tu palabra cierta, la verdad que encuentra en tu ser el aliento más grande del universo. No hay espacio en el cual no te encuentres, no hay pensamiento que no desemboque en el cutú, no existen ganas de vivir si tu no estas, la esperanza de verte y tenerte es el verdadero sendero de la luna, del sol y las estrellas, que en mi melancolía reflejan tu rostro, tus manos encadenadas a las mías en ese eterno encuentro de nuestro amor.

 

Nander

Related posts