De imágenes y verdades

De imágenes y verdades

El Mercadólogo

Seguramente, estimado lector, ha visto ya sus redes sociales inundadas de imágenes de sus amigos modificadas por IA (Inteligencia Artificial), de manera que parecen como sacadas de un cómic, o de un cuadro renacentista, o de mil fuentes de inspiración más. Probablemente usted haya sido una de las personas que las ha probado, siguiendo la tendencia de todo el mundo. Tal vez usted tenía ganas de hacerlo, pero el miedo a dar sus datos biométricos a una aplicación desconocida lo hizo frenarse.

Desde esta humilde columna no estoy en posición de juzgar si ha hecho lo correcto en ninguno de los casos, tanto si decidió hacer sus imágenes como si decidió preservar su intimidad. Me parece que la protección de los datos personales en internet es muy importante, pero no para evitar que lo espíe el gobierno de algún país «enemigo» o «malo». Ya sabemos que, en las películas, dependiendo la época en la que se hayan filmado, el «país enemigo» suele variar: la URSS, Vietnam, China, Irak, todo según el imaginario colectivo generado por la industria cinematográfica.

Lamento tener que informarle que, para dichos gobiernos, sus datos privados son totalmente irrelevantes. No existe un espía detrás de todas estas aplicaciones tomando nota de dónde se toma usted su desayuno, a qué sitios suele ir, ni si le gusta más el café solo o con azúcar. Eso sí, existen personas, mucho más cerca de su entorno, que pueden aprovechar esa información para hacer extorsiones, pero está más cerca de la deducción a partir de las imágenes que hemos compartido que de la tecnología.

En el mundo de la publicidad sí nos interesa su información, no nos vamos a engañar. Lo que no nos interesa es personalizarla. Lo verdaderamente relevante no es que Óscar Espinosa esté buscando información sobre determinados productos, sino que un hombre de 41 años realice ciertas búsquedas, ya que nos ayudarán a desarrollar perfiles e impactarles con el mensaje adecuado para poder ayudar a generar, en un corto o medio plazo, una compra.

Así, tanto desde el punto de vista de la geopolítica como desde el publicitario, que usted comparta una foto en una aplicación para generar imágenes resulta completamente seguro. Sin embargo, sí existe un riesgo con los límites a los que ha conseguido llegar la IA. Tal como consigue modificar nuestra foto para que parezca que ha sido dibujada en un cómic, también puede generar otro tipo de imágenes, y hasta vídeos, completamente realistas.

Si «una imagen dice más que mil palabras», cuando se difunde un bulo en internet acompañado de fotos, adquiere una mayor credibilidad. ¿Qué pasaría entonces si esas fotos que estamos viendo en una supuesta noticia, en realidad han sido generadas por IA? Piénselo por un momento: alguien quiere generar un sentimiento negativo hacia un cierto sector de la población, y para ello, se inventa que ha habido disturbios callejeros generados por esas personas. Si esa información falsa va acompañada por fotos, o incluso por vídeos que «demuestran» los hechos inventados, será más fácil que la gente crea que ha sido verdad, consiguiendo generar ese sentimiento de rechazo.

Aunque suene difícil de creer, poco a poco la IA está logrando ser cada vez más realista. Esto no es un hecho negativo en sí, ya que puede ayudar a ahorrar mucho dinero en el mundo audiovisual. Los costos por producir una pieza pueden verse drásticamente reducidos, ya que, en lugar de tener que contratar actores, un equipo de grabación, buscar una locación, realizar la edición y postproducción de dicha pieza, simplemente será necesario generar todo por computadora.

Desafortunadamente, tendremos que comenzar a desarrollar nuevas habilidades para detectar cuándo una imagen o un vídeo es falso, si no queremos ser manipulados.

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