De experiencias e interés

De experiencias e interés

El Mercadólogo 

Lo siento, queridos lectores, pero ya saben que me gusta el fútbol; y estando en disputa ahora mismo la liguilla de nuestra Liga MX, no puedo evitar el tema. Pero no se preocupen, que no voy a hablar acerca de los resultados de los partidos, o de si el VAR ha favorecido a uno o a otro equipo. Para eso ya hay muchos programas de televisión, periódicos, vídeos, blogs y demás, analizando cada jugada, desde millones de ángulos, para, en muchas ocasiones, intentar demostrar teorías conspirativas.

Lo que a mí me ha llamado la atención es la cantidad de público. En estos partidos de ida de cuartos de final, en promedio, ha habido un 65% del total de los estadios donde se han disputado. Es verdad que tanto el estadio Alfonso Lastras como el Universitario de Monterrey tuvieron una entrada de alrededor del 80% de su capacidad, pero, por el contrario, el estadio Jalisco no consiguió ni siquiera ocupar el 40% de las localidades disponibles.

En teoría, esta fase de liguilla fue creada para generar una mayor expectación entre el público, de manera que los equipos que consiguieran acceder a ella tuvieran al menos un partido con una muy buena recaudación en taquilla. A su vez, las audiencias televisivas, al generar un mayor interés, se incrementarían exponencialmente respecto a la temporada regular. Pero, claro, cuando el equipo que ha quedado en el puesto número 13 de la tabla general durante el torneo regular, reclasificación mediante, puede terminar siendo campeón, y cuando el equipo que terminó último en la tabla de descenso (que no es la misma que la del torneo regular) no ha perdido la categoría, el público poco a poco va perdiendo el interés.

Eso no quiere decir que en los siguientes partidos no mejoren considerablemente los datos de asistencia. Evidentemente, el interés de los aficionados por ver que su equipo consigue el título hará que más gente acuda a los estadios, con el consecuente pago de las entradas y los gastos que esto genera alrededor. Pero que una persona pague una entrada a un espectáculo deportivo, en muchas ocasiones, no está relacionado con los resultados, sino más con la experiencia que implica.

Porque este mismo fin de semana, mientras se disputaban los interesantes partidos de vuelta de la liguilla, en otras latitudes se realizaban partidos bastante más intrascendentes. Por ejemplo, en el Santiago Bernabéu, el Real Madrid enfrentaba al Getafe. El equipo local, que desde hace unas jornadas ha dejado de luchar por La Liga, frente a uno de sus vecinos, que disputa no descender (pero de verdad) a segunda división. La asistencia fue del 64% de la capacidad del estadio. Es decir, un partido con muy poca trascendencia estuvo casi al mismo nivel que el promedio de los partidos de ida de la trascendental liguilla.

Visitar el Santiago Bernabéu es una experiencia en sí misma; tanto, que existen tours todos los días para recorrerlo. Lo mismo pasa con el Camp Nou, el Metropolitano y muchos otros, tanto en la Liga de España como en la de otros países. Encima, poder ver un partido oficial en estos escenarios se vuelve un atractivo turístico más de estas ciudades.

Pero no es solo el estadio: es la experiencia. A unos cuantos kilómetros del Santiago Bernabéu, en el madrileño barrio de Vallecas, el Rayo Vallecano ha conseguido en esta temporada, en promedio, el 60% de sus gradas ocupadas, con tres partidos de lleno absoluto. Un equipo cuyo objetivo es no descender de categoría, consigue generar asistencias casi al nivel que la fase final de nuestro torneo local.

Tal vez la experiencia que se ofrece al consumidor está dejando de ser lo suficientemente atractiva. Tal vez habría que replantearse la manera de acercar a la gente a los estadios, por el bien del deporte y del negocio.

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