PEDAZOS DE VIDA
-Torre de David.
-¡Ruega por ella!
-Torre de marfil.
-¡Ruega por ella!
La letanía que se hace en todos los rosarios, musicalizaba la tétrica escena que siempre resulta para los dolientes, el ver el cuerpo de lo que en vida fue su familiar. Enmarcado por cuatro cirios, un crucifijo a la cabecera del lecho del que ya no se levantará aquella mujer que siendo tan vieja, todos la ven con la frescura de los 15 años que tuvo hace 60 años atrás.
-Casa de oro.
-¡Ruega por ella!
-Arca de la Alianza.
¡Ruega por ella!
En la pieza están los dolientes, también los gorrones que no dejan de comer el pan y los tamales que de quién sabe de dónde salen. Las jarras de café son interminables. Pero en este momento del rosario, todos guardan mesura. Aunque las tripas chillen de hambre o el aroma a la comida haga salivar la boca, algunos se quedan a rezar, otros prefieren irse y regresar cuando esté la repartición de pan y café.
-Puerta del cielo.
-¡Ruega por ella!
-Estrella de la mañana.
-¡Ruega por ella!
-Salud de los enfermos.
-¡Ruega por ella!
Debajo del ataúd hay una cruz de cal y un chilacayote partido a la mitad; adentro, un palo de rosa que acompaña al cuerpo de Gertrudis con sus treinta y tres cruces hechas con palma bendita, su rostro es sereno según los que se han levantado para despedirse a través del cristal que funge como ventana en la propia caja que al otro día quedará sepultada en el lugarcito que Marcial y Ezequiel ya se fueron a preparar…
-Refugio de los pecadores.
-¡Ruega por ella!
-Consoladora de los afligidos.
-¡Ruega por ella!
-Auxilio de los cristianos.
-¡Ruega por ella!
El rosario se interrumpe, una mujer cubierta de pies a cabeza llega al lugar, camina lentamente y llora sin cesar, todos sienten el frío que deja la muerte, el vacío que se queda en la despedida, el escalofrío que recorre toda la piel en momentos de enfermedad. Ya no huele a café, la cera y las flores perfuman todo el lugar. Ella avanza hasta llegar al féretro en donde después de un suspiro se recuesta…
