PERO NO FUE LO MISMO
Y los días fueron todos iguales,
Algunas mañanas frías y tardes rutilantes,
Los ríos no cambiaron sus cauces, ni las montañas se hicieron pequeñas,
Las estrellas puntuales como siempre, desfilaron cada noche como si hicieran gracia.
Pero no fue lo mismo…
A los pocos meses de que el año entreabriera los ojos,
La muerte caminó en sigilo, buscando un lugar a toda costa;
Se acomodó entre la gente con años ya gastados,
Y así, sin levantar la vista, se los empezó a llevar,
Uno a uno;
Pero no fue lo mismo…
Este virus maldito e iracundo, deslizó cual cometa
Una cauda con ausencia de aire, una muerte, un adiós, un suspiro…
Pero no fue lo mismo…
El miedo como emblema dorado por el sol,
Se hizo de todos los rincones, todos contra todos,
Los unos aferrados a sus sueños, y los otros temblando en la nostalgia;
Pero no fue lo mismo…
Nuestros viejos se fueron en silencio,
Callados, muy callados,
Con temor de espantar a los difuntos,
No hubo aplausos, abrazos ni consuelos,
Era urgente enlistarse en la tabla de los idos;
Pero no fue lo mismo…
El adiós fue a lo lejos, detrás de la reja del espanto,
El amor a los viejos fue envuelto en cenizas tan poquitas,
Que en un puño apretado bien cabían;
Pero no fue lo mismo…
Fueron tantos, que los puños en alto levantados,
Dieron luz a las noches,
Y como luciérnagas de miles de colores
Brillaron tanto, que creíamos que el cielo se caía.
Pero no fue lo mismo…
Como marinos perdidos en los mares,
Cada cual con un remo y una estrella
Ha remado por noches y por días;
El capitán, si existía, ya se ha ido,
Y todos embozados cual cuatreros,
Han buscado la venia de la vida;
Pero no fue lo mismo…
Este virus maldito de corona,
No se ha ido, y ha marcado los días y las semanas,
De dolor, amargura y mil partidas;
Pero no fue lo mismo…
Sin embargo, lo que empieza termina como el fuego,
Con vacunas que ruedan por el mundo.
Hoy es día de perderse en lontananza,
De una vida brillante por la luna.
