DE CUERPO ENTERO

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Covid-19: Un recuento rápido

El 18 de marzo de este agresivo año, murió la primera persona en México por Covid-19; nunca imaginamos que en tan solo seis meses las cifras escalarían cifras inimaginables: más de 70 mil personas fallecidas, y con altas probabilidades que al paso de las semanas sean más.

La esperanza está puesta en una inmunización segura y eficaz, que creemos llegará para el próximo año, por lo que hacemos votos para que se deslice en el área estrictamente médica y no política.

Desafortunadamente al apostar todas las baterías de las estructuras de salud a la atención de pacientes enfermos de Covid-19, se hizo a un lado las necesidades impostergables a la atención de las demás enfermedades y necesidades que no pueden esperar: pacientes diabéticos, enfermos con cardiopatías en vigilancia estrecha, atención oncológica obligada, y la atención a la mujer en todas sus facetas.

De acuerdo al informe de la SSA en la semana epidemiológica 34 la razón de mortalidad materna es de 43.9 defunciones por cada cien mil nacimientos, lo que representa un incremento del 34.9%; en otras palabras, han aumentado las muertes maternas (mujeres que mueren durante el parto) en casi un 35%;

De acuerdo a informes de SSA y Conapo publicados en la prensa nacional se esperan 145,719 embarazos excedentes entre 2020 y 2021; habrá pues, casi 150 mil nacimientos extras para el año que viene, porque se canceló la distribución de métodos anticonceptivos.

De estos 21,575 es decir el 15.8% corresponderán a adolescentes menores de 18 años de edad.

Nos queda claro que mucho es porque las mujeres tienen miedo en acudir a su centro de salud, y otro tanto porque estos están cerrados porque los responsables (médicos pasantes, enfermeras) informan que solo se aplican vacunas (si las hay) y no atienden otras necesidades.

En lo que va de la pandemia el impacto sobre la educación es brutal, porque las clases a distancia (más adornadas: virtuales), han generado el abandono de casi tres millones de estudiantes en todos los niveles con razones muy claras y justificadas.

Es cierto que estamos en la era de la modernidad, de la supercarretera del internet y de las magnas computadoras, pero sin que exija un estudio profundo, a la vista está que no existen redes de internet en todo el país, que no todas las familias cuentan con computadoras, que no todos saben manejar el zoom, que los maestros batallan para entender estos manejos, y que muchos padres son de uno solo; y si se trata de una madre soltera prefiere encargar a sus hijos e irse a la maquiladora, que estar pensando en la conexión expedita a las redes.

Es desolador ver al niño frente a la pantalla, como un fantasma que se esfuma poco a poco se va sumiendo en su aislamiento que ya le está haciendo daño; y cuando el “recreo “llega, es para bailar o caminar en el cuarto.

Los daños de esta terrible pandemia son evidentemente en las miles de vidas canceladas, pero es también inconmensurable el trastorno en las emociones de nuestros niños y de nuestros viejos. 

Es necesario iniciar ya la etapa de la rehabilitación, de entender que la enfermedad llegó para quedarse para siempre, y que junto con la vacuna aprenderemos a vivir con ella. A corto plazo los niños deben regresar a las aulas en grupos reducidos y con las medidas pertinentes, porque el daño a las emociones crece como un volcán en erupción, y todos debemos asumir nuestra total responsabilidad en los cuidados conocidos para seguir interactuando en el mundo; y jamás olvidarnos de los adultos mayores que muchos creen que su futuro será estar encerrados para siempre.

¡TODO PASARÁ!