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Curva de aprendizaje…

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PIDO LA PALABRA
La nueva administración pública del País; dejó de ser oposición para convertirse en Gobierno

Cuando se inicia una nueva etapa de lo que sea, es obvio que se van a presentar errores, correcciones, declaraciones apresuradas, muchos temores y hasta “palos de ciego”; pero todo ello es producto natural de pasar de la parte teórica de la planeación, a la parte práctica de la ejecución.

Esto es precisamente lo que está sucediendo con la nueva administración pública del País; se dejó de ser oposición para convertirse en Gobierno. Situación que pesa, sobre todo en la parte de los compromisos de campaña, más aún cuando los principios y la ética nos dicen que lo que prometimos debemos de cumplirlo; no olvidemos el “no mentir, no robar y no traicionar al pueblo”.

Reconozco que Andrés Manuel jamás ha sido santo de mi devoción, pero también es cierto que como Presidente de la República lo es de todos los mexicanos, y esa investidura merece todo nuestro respeto; por ello, considero fuera de lugar que apenas a casi un mes de funciones, ya le estemos buscando defectos a su gestión presidencial, o ¿acaso quien lo hace es solo para poner piedras en el camino?, recuerden que ese camino es el camino de todos nosotros.

Como mexicano bien nacido, aunque mal alimentado, debo conceder el beneficio de la duda, y pensar que las acciones del Presidente de la República son de buena fe; sin perder de vista que el voto que lo llevó al triunfo no es un cheque en blanco que pueda usarse en libre albedrío.

Pero no basta la buena fe de un solo hombre para cambiar el rumbo, es necesario que la filosofía de gobierno sea compartida por todos aquellos, que, sin perder la facultad que otorga la división de poderes, también llegaron al Congreso cobijados por la misma tendencia política.

No se trata que Diputados y Senadores se conviertan en “levanta dedos aprueba todo”, pues esa actitud los descalificaría de inmediato y se convertirían en una nueva versión de lo que en su momento criticaron; mayoritear no es sinónimo de democracia.

Se está en proceso de aprendizaje, se habrán de dar más topes en la pared, pero no importa mientras se reconozcan los errores y de inmediato se corrija; lo preocupante sería que dichos errores en realidad no lo fueran, y solamente sean una especie de “haber si es chicle y pega”.

Queremos un cambio, ojalá sea para bien; me niego a llamarle cuarta transformación, pues la política y sus efectos deben ir transformándose de tracto sucesivo. Se necesitaba un revulsivo, ya lo tenemos. Ahora solo nos resta ir todos en la misma dirección y no solo pensar en sectores de la población que representen votos a futuro; no olvidemos que entre la democracia y la demagogia existe un pequeño hilo que responde a las intenciones de fondo.

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.