CINE DE HOY
Sin duda que la mejor cinta del espléndido Ciclo Irlandés que se presenta en la Cineteca Nacional fue Calvario de John Michael McDonagh.
Basada en un guión del propio realizador, la cinta narra la historia del singular sacerdote James Lavelle (un extraordinario Bernard Gleeson) que mantiene el interés de principio a fin.
Al inicio del filme Lavelle escucha la confesión de un hombre que iracundo le dice que fue violado desde los siete años por un sacerdote.
Como éste ha muerto, ya no puede vengarse de él y ha decidido asesinar a un cura inocente: Lavelle, aunque le da una semana “para arreglar sus asuntos”.
El cura no sabe que hacer, pues no sabe quien es el posible asesino y rompería el secreto de confesión. La cosa se empieza a complicar cuando su hija Fiona (Kelly Reilly) llega al lugar. Ha intentado suicidarse después de una decepción amorosa.
Es entonces que nos enteramos de que Lavelle estuvo casado, fue un alcohólico y que solamente tomó los hábitos después de enviudar.
Las tragedias no llegan solas: su iglesia es incendiada y su perro asesinado.
Desde Nazarín de Luis Buñuel y más recientemente en Los niños del cura de Vinko Bresan no veíamos un cura tan humano, lleno de defectos, pero a la vez de una profunda fe y amor al prójimo.
Calvary resulta pues una cruda pero conmovedora cinta que no en balde obtuvo el premio ecuménico en el Festival de Berlín del año pasado.