Cumbre del G20: Trump hace del comercio mundial un juego peligroso

NÚMEROS CLAROS

Este viernes inició la Cumbre del Grupo de los 20 (G20) en Osaka, Japón, y los temas comerciales estuvieron en el centro de las discusiones de los líderes mundiales. Los Jefes de Estado y de Gobierno de los países desarrollados y emergentes, entre ellos México, Argentina y Brasil de América Latina, se reunieron una vez más este viernes y sábado para debatir en torno a la recuperación de la economía mundial, después de la crisis de 2008 que desató la especulación financiera en los Estados Unidos, pero esta vez con el presidente estadounidense como adversario.
Por supuesto, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, no asistió para debatir sobre el fin del neoliberalismo en México y cuestionar las políticas neoliberales que han concentrado la riqueza en pocas manos y generalizado la pobreza, minimizando el rol del Estado en la economía e invocándolo sólo cuando el mercado ha mostrado su incapacidad para corregir los desequilibrios económicos, como en 2008 y 2009.
Sin embrago, el presidente de México envió una carta al G20, a través del Canciller Marcelo Ebrard, donde fijó su posición sobre la migración, uno de los fenómenos que ha caracterizado la actual crisis del capitalismo, propiciado por el empobrecimiento de la población, el aumento de la inseguridad y la violencia, así como por el surgimiento del fundamentalismo islámico y las guerras provocadas en Siria, Iraq y África; el aumento de los fenómenos naturales y las catástrofes naturales, producto del calentamiento global, que han incrementado los desplazamientos de la población en el mundo.
Como consecuencia, la emigración de la población ha provocado el resurgimiento de los movimientos políticos de derecha en Europa, Estados Unidos y América Latina, el aumento de la xenofobia y el racismo. De esta forma, la crisis actual del capitalismo es compleja, debido a que con la llegada del presidente Trump a la Casa Blanca, también ha resurgido el proteccionismo comercial y el cuestionamiento al multilateralismo, como vía para discutir y concertar la solución de los problemas globales de la humanidad, entre ellos, la convivencia pacífica.
Pero el presidente Donald Trump no sólo se ha convertido en el enemigo del libre comercio, sino en el foco de todos los debates dentro del G20. Padre de la guerra comercial con China, desde antes de su llegada a Japón, el presidente estadounidense ya había hecho algunos anuncios que auguraron álgidas discusiones en su reunión bilateral con su homólogo chino y, seguramente, responderá con “cañonazos” de twitter los cuestionamientos de sus homólogos en la Cumbre.
Mientras tanto, la Unión Europea barajaba sus opciones, conjuntamente con Japón, para estructurar la resistencia en una guerra comercial que sólo puede traer consecuencias negativas para países ricos y pobres. Los países pobres, alejados del progreso y sin recursos financieros, seguramente continuarán expulsando refugiados económicos y generando dolores de cabeza a los países ricos, si no se opta por encontrar en el multilateralismo, el medio para concertar políticas comunes para estabilizar los movimientos migratorios, para poner en marcha medidas económicas que promuevan la prosperidad y la estabilidad social.
Más que su participación en la Cumbre del G20, lo relevante de la presencia del presidente Trump en ella, sin duda, fue la reunión bilateral que con el presidente chino, Xi Jinping. Sin embargo, alejado del protocolo de la diplomacia, el presidente Trump, en la víspera de reunirse con sus homólogos del G20 desenterraba los tambores de guerra y señalaba que cualquier nación que tenga un superávit comercial con los Estados Unidos, es sospechosa de no jugar un juego justo con los Estados Unidos y sacar provecho de su país; haciendo referencia a sus viejas acusaciones contra China y México, criticando airadamente a Japón, Alemania y a la India, empujándolos a unirse al frente de China en su guerra comercial sin sentido.
No obstante, China y sus gobernantes parecen estar hartos del presidente Trump y sus amenazas. Los medios chinos señalan que, los dos países acordaron hacer una tregua temporal en sus diferencias comerciales, suspendiendo la implementación de nuevos aranceles estadounidenses sobre 300 mil millones de productos chinos adicionales a los del mes pasado; lo cual fue una exigencia del presidente Xi Jinping para reunirse con Donald Trump.
Aunque el presidente Trump apuesta por hacer colapsar la economía china, será difícil poner de rodillas a un gigante que controla parte de las inversiones extranjeras en su país, es el mayor tenedor de bonos del tesoro y su principal acreedor. El miércoles pasado, el presidente Trump, entrevistado en Fox Business News, decía que China estaba colapsando y quería un acuerdo comercial urgente, mientras amenazaba con imponer más aranceles a las importaciones chinas; mostrando su desconocimiento sobre los riesgos del colapso de la economía mundial y haciendo del comercio mundial un juego peligroso, desafiando a la comunidad internacional y a la Organización Mundial del Comercio (OMC), al bloquear el arbitraje comercial y apostar por establecer impuestos y cuotas al comercio.

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