PIDO LA PALABRA
• Algunos Sindicatos y Empresas, por desgracia los menos, han evolucionado a grado tal, que de manera natural han llegado a una etapa de cooperación
La Ley Federal del Trabajo en su artículo 356 define al Sindicato como “… la asociación de trabajadores o patrones, constituida para el estudio, mejoramiento y defensa de sus respectivos intereses”.
Con la pretendida reforma laboral del 2019, ya aprobada por los diputados, faltando todavía los senadores, este tema se torna caliente. Analizando el origen de los sindicatos, recordemos que éste se debe a que hubo una etapa de abuso patronal, donde los trabajadores sólo eran considerados como un recurso más para la producción y sin ninguna obligación del contratante para con aquellos. Por esta razón se inicia una etapa de lucha que es cuando el sector explotado se rebela y busca protección a través de los gremios que después se convierten en sindicatos.
En esa etapa la mayor parte de las Empresas y Sindicatos salieron adelante porque comprendieron que cada uno tiene su misión y que ambas se pueden complementar; por ello es que pasaron a una etapa de negociación en donde las dos partes establecieron las condiciones de trabajo a través de un Contrato Colectivo de Trabajo.
Algunos Sindicatos y Empresas, por desgracia los menos, han evolucionado a grado tal, que de manera natural han llegado a una etapa de cooperación en donde el trabajo se ha convertido en un medio para progresar, pues tienen objetivos comunes y los salarios se pactan de acuerdo a las condiciones económicas de la Empresa y a la situación del País, sin olvidar las necesidades de los trabajadores.
Por ello, es dable afirmar, que en esencia el sindicalismo es excelente como un medio para armonizar a los factores de la producción, su origen es justo y sus principios son sublimes, ya que están buscando que el hombre no sea el lobo del hombre.
Luego entonces, ¿en dónde se encuentra el problema?, pues resulta que el problema no son los Sindicatos sino aquellos Dirigentes que hacen uso de éstas nobles organizaciones para conseguir sus intereses personales y mezquinos y lanzan a sus representados como carne de cañón, apoyando solo aquello que al líder le conviene, de esta manera, hemos percibido contubernio entre Dirigentes y Partidos Políticos, negociando cuotas de poder y apoyando candidatos en turno.
Tradicionalmente se ha ocupado al sindicalismo como un escalón político, y por ello, hay dirigentes que se han eternizado en el puesto y/o lo van heredando a sus hijos, viéndolo estos como un negocio familiar
También existe otro tipo de Sindicatos, los llamados Sindicatos Blancos, los que únicamente son representantes de membrete y que lo último que les interesa es el bienestar de los trabajadores y nada más se acuerdan de ellos por las cuotas sindicales que estos le generan al líder como ganancia. Debido a este tipo de Sindicatos “sui generis” se fue despertando conciencia entre los trabajadores y muchos de ellos formaron lo que se ha dado por llamar el “sindicalismo independiente” que no son otra cosa que aquellos que no pertenecen a ese viejo Congreso del Trabajo.
Sin embargo, aquí también existe riesgo ya que siempre es latente la posibilidad de que haya infiltración de organizaciones radicales con intereses contrarios a la estabilidad laboral, se manipulen las asambleas y se produzcan enfrentamientos entre Empresas y Sindicatos, desde luego, enfrentamientos estériles que desembocan en huelgas que a todos perjudican.
Aún falta muchísimo camino por resolver, pues aún hay un abismo si comparamos el sindicalismo de facto con el de jure, y el puente que puede hacernos migrar a retomar el camino, sería a través de una conciencia laboral, pues la sola reforma a la Ley Federal del Trabajo no es suficiente en tanto no exista una cultura del nosotros, en lugar de la actual que es de lo tuyo y lo mío; el trabajo en equipo siempre será mejor.
El sindicalismo no debe olvidar su noble misión, la Empresa a administrar y el sindicato A CUIDAR LOS INTERESES DE LOS TRABAJADORES, no los intereses personales de los líderes.
Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está…