#ENTRE EL CALLEJON Y EL TENDIDO
• Las actuaciones de los toreros, desgraciadamente, están sujetas filias y fobias de los comunicadores.
Estimados Amigos, con el gusto de siempre, saludándolos a través de este espacio de Plaza Juárez. Es indudable que si hay alguna actividad artística que despierta pasiones y controversias es el toreo, sobre todo cuando en el ánimo de periodistas, cronistas, comunicadores, informadores, etc., etc., influyen las filias y las fobias, o los intereses de congraciarse con las administraciones de determinados diestros.
Basta leer las “crónicas” de los diversos medios de comunicación “especializados”, sobre un mismo festejo, para constatar lo anterior pues invariablemente pareciera que se trata de diferentes acontecimientos.
Y es que, definitivamente, en la percepción de lo acontecido en un ruedo influyen varios factores, como son, en primer lugar el conocimiento técnico de quien escribe sobre la Fiesta Brava, si su valoración es “torista” o “torerista”, la simpatía hacia determinados toreros, ganaderos, subalternos, empresarios, jueces de plaza, etc., lo cual distorsiona la objetividad con que debe analizar y opinar sobre la actuación de quienes se juegan la vida en un coso taurino.
Así hay quienes justificaran la mala actuación de algunos toreros, buscando siempre los imponderables que influyeron en ella, argumentando que se topó con un lote “poco propicio”, “si bien los astados eran ‘potables’, fueron a contra estilo de un torero de arte como él”, etc., en tanto que la opinión que le merecen quienes no cuentan con su consideración siempre será de descalificación, “desperdició una importantísima oportunidad”, “se ha quedado estancando, no avanza en su tauromaquia”, “la verdad esto no es para él, alguien debiera decírselo”.
En cuanto a los triunfos con cortes de apéndices, orejas y rabos, la opinión va en el sentido de si el Juez en turno fue un “manirroto” que se puso a regalar trofeos, abaratando la plaza sobre todo cuando es de primera categoría, cuando se trata de premiar a quien no goza de su favor; en tanto que si el premiado es de su estima consideran que lo concedido es poco, “ese juez es un villamelón que no sabe ver toros”, “como ponen a ese de Juez si fue un mediocre como torero”, “la faena era de orejas y rabo”, preocupados siempre en destacar el resultado de los festejos por número de trofeos que obtienen “su torero” y sus alternantes, tal si fuera un marcador de futbol.
Creemos que estas actitudes, además de injustas son deshonestas y equivocan a los aficionados, especialmente a los nuevos aficionados, pues lejos de orientarlos los confunden.
Al respecto vean ustedes, en las dos últimas novilladas celebradas dentro de la Temporada 2019 “Soñados de Gloria”, con carteles de “triunfadores”, se lidiaron dos encierros procedentes de vacadas de primera como lo son Caparica y Barralva, habiendo actuado seis de los novilleros mimados por la empresa Espectáculos Taurinos de México, S.A. de C.V., ETMSA, y que ocurrió?, prácticamente nada, en la primera de ellas, celebrada el día 25 de octubre, con la novillada de Caparica que merecía mejor destino, sobre el resultado del quehacer de los noveles, la ficha técnica rezó; silencio en su lote, ovación y silencio tras aviso, silencio tras dos avisos y palmas, esto es de los alternantes solamente el anunciado en tercer lugar logró “palmas”, en cuanto a las apreciación de un informador, respecto de las actuaciones de esta tercia de “triunfadores”, los tres jóvenes toreros actuantes “derrocharon tesón” eso si fieles a su estilo, “pero hay momentos de diversas circunstancias en las que las cosas no pueden ser”, destacando que los dejaron detalles de arte en sus actuaciones.
Por lo que respecta al segundo de los “festejo de triunfadores”, con el encierro de Barralva, el resultado no mejoró de acuerdo a la ficha técnica de la novillada; silencio y palmas, palmas tras dos avisos y ovación tras aviso, ovación y palmas, sin embargo los tres alternantes tuvieron “poca tela de donde cortar” con un encierro imposible pero mostraron su madurez y solvencia, además del derroche de arte en su quehacer taurino. Hace no mucho escuchamos a uno de estos triunfadores, después de una desafortunada actuación asegurar que hay tardes buenas y tardes malas y que “no pasa nada”, de verdad no pasa nada cuando se está toreando regularmente y no se alcanzan las expectativas que se espera de ellos?, cuantos novilleros, de los “prietitos del arroz” quisieran enfrentar novillos de esas procedencias, para que pasara algo.
Tristemente las actuaciones de unos y otros no son aquilatadas con el mismo rasero, pero en fin.
“Donde no hay parejura hay amargura”.
Por ahí nos vemos ENTRE EL CALLEJÓN Y EL TENDIDO si Dios lo permite.