Cuba, la revolución renovada

   •    Lo que los medios señalaban durante la semana sobre el relevo en la presidencia de Cuba se cumplió. Finalmente, muy temprano, en la mañana del jueves 19 de abril la presidencia de la República de Cuba pasaba a Miguel Mario Díaz Canel Bermúdez


Las recientes elecciones en Cuba serán insuficientes para satisfacer a los detractores de la revolución. Los medios internacionales se han concentrado en Cuba esta semana para narrar los resultados del proceso electoral que ha vivido ese país, convencidos que la revolución cubana descansa en los hermanos Castro y no en el pueblo; confiados en que una vez muerto Fidel Castro y relevado de la presidencia Raúl Castro la revolución comenzará a desmoronarse; pero ignorando que la revolución nació en el seno del pueblo y tiene raíces profundas, a pesar del bloqueo impuesto por los Estados Unidos que ha limitado el crecimiento económico y el desarrollo de la sociedad cubana, empujando a miles de cubanos a emigrar en busca de un sueño americano difícil de alcanzar en un mundo capitalista convulsionado por la crisis actual y donde no es fácil obtener lo que con poco esfuerzo les ha dado la revolución, entre ello acceso a la educación, al trabajo y a la salud.
Lo que los medios señalaban durante la semana sobre el relevo en la presidencia de Cuba se cumplió. Finalmente, muy temprano, en la mañana del jueves 19 de abril la presidencia de la República de Cuba pasaba a Miguel Mario Díaz Canel Bermúdez, que era nombrado presidente del Consejo de Estado de Cuba. A la vez, Salvador Valdés Mesa, pasaba a ser Primer Vicepresidente del Consejo de Estado de Cuba y un viejo combatiente, Ramiro Valdés Menéndez, asumía también una Vicepresidencia; Roberto Tomás Morales Ojeda, era nominado vicepresidente; Gladys María Bejerano Portela, Inés María Chapman y Beatriz Jhonson, nominadas como vicepresidentas. La mayoría de ellos, menores de 60 años, personas que nacieron durante la revolución o crecieron  en ella.
En los medios occidentales se ha alimentado la idea de la “transición hacia el capitalismo”, de la vuelta atrás, del regreso al pasado, a la época en que Cuba era el prostíbulo de los Estados Unidos y éste país decidía sus destinos desde Washington. Las reformas implementadas por el presidente Raúl Castro, han sido calificadas de decepcionantes por los medios occidentales y después de casi 60 años de revolución, son muchos los que desearían ver de regreso a los marines en la bahía de la Habana; para ello esperan que en 2021 Raúl Castro deje de ser el secretario general del Partido Comunista Cubano (PCC) o que Ramiro Valdez muera, así como todos los combatientes de la Sierra Maestra que hicieron posible la revolución cubana.
Sin embargo, se olvidan que hay una generación nueva de combatientes, de los que fueron al Congo, de los que combatieron en Angola y Etiopía; de los que estuvieron en Granada con Maurice Bishop, asesinado durante la invasión de los marines en 1983, de todos esos médicos, profesores, ingenieros y profesionales que han estado trabajando como internacionalistas en países de África, Asia y América Latina, quienes han podido constatar los avances que ha logrado la sociedad cubana al compararla con Brasil, Bolivia o Venezuela, aumentando su amor a su país y lealtad a la revolución que ha hecho posible construir una sociedad que no es perfecta, pero que es mejor que muchas otras.
Por supuesto, ahora los medios occidentales seguirán descalificando el proceso de elección del nuevo presidente en Cuba. Los enemigos de la revolución no van a hablar de los méritos Díaz-Canel, de sus estudios realizados, del trabajo realizado en Santa Clara y dentro del PCC, que lo llevó convertirse en ministro de educación. Los medios dirán que es el protegido por Raúl Castro, que es “Miguelito” Díaz-Canel, lo desacreditarán diciendo que es un tipo que no suela hablar en público, que es cauteloso, incapaz de asumir una posición frente a los viejos revolucionarios y los reformadores; que es tímido y no suele dar entrevistas, que nadie sabe nunca lo que está pensado, que es un tipo sin un proyecto político, sin visión. Pero realmente ¿tendrán razón los críticos de la revolución?, lo dudo, porque Díaz-Canel, sólo es un hombre y la revolución la hace el pueblo, él es sólo el conducto, el medio, como lo fueron Fidel y Raúl.
La modernización del modelo cubano de revolución. Las reformas implementadas por el expresidente Raúl Casto, sin duda, han sido parte del proceso de actualización del modelo cubana de socialismo; la revolución cubana decidió acelerar el proceso de desarrollo del capitalismo y pasar a construir un modelo socialista de sociedad, han avanzado, aunque están conscientes que sin una estructura económica sólida que lo sustente poco se puede hacer, sobre todo con el peso del bloqueo impuesto por los Estados Unidos; de aquí la importancia las reformas, de la apertura a la inversión extranjera y la creación de micro y pequeñas empresas privadas, pero donde el Estado es el regulador; de la creación de la zona franca de Mariel, del apoyo a los emprendedores, para abrir todo tipo de pequeños negocios; desde hospedajes hasta la compra y venta de autos y bienes raíces.
Sin lugar a duda, la modernización del modelo socialista cubano será una prioridad de la nueva generación de dirigentes, pero la esencia de la sociedad cubana no variará. Los jóvenes que han tomado el mando hoy en Cuba, saben de la virtudes del modelo de sociedad que han creado, aunque también conocen las imperfecciones que deberán superar, por lo que difícilmente verán atrás o pretenderán llevar al pasado a su país; lejos de ello, por su carácter, su patriotismo y orgullo, van a trabajar para hacer de Cuba una potencia económica, para superar el bloqueo económico y crear los satisfactores materiales que han motivado la emigración de muchos profesionales en los últimos años, suponiendo que fuera de Cuba es fácil tener una casa, un auto deportivo, el último iPhone, viajar de vacaciones al extranjero, sin reparar que en países como México con 121 millones de habitantes, más de 55 millones viven en la pobreza, y no por su elección, sin acceso a la educación y a la salud.

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