PIDO LA PALABRA
• Sabemos que es importante que cuando alguna persona decida querellarse por haber sido víctima de un delito, ya no es suficiente el solo hecho de acusar
Con el afán de privilegiar la presunción de inocencia se ha implementado un nuevo sistema de justicia penal acusatorio, el conocido comúnmente como juicios orales; este sistema tiene como objetivos, entre otros, el de judicializar solamente a aquellas conductas probablemente constitutivas de delito que sean de un impacto social importante; y para aquellos asuntos de poca monta, se han establecido los métodos alternos para la solución de controversias, tales como la mediación, la conciliación, los criterios de oportunidad, entre otros, todo ello dentro del marco de la justicia restaurativa.
Sabemos que es importante que cuando alguna persona decida querellarse por haber sido víctima de un delito, ya no es suficiente el solo hecho de acusar, a veces sin más fundamento que su sola percepción y el sentimiento de haber sido vejado, sino que ahora, por fortuna, se requiere que dicha imputación esté sustentada con elementos fácticos, probatorios y jurídicos.
Es precisamente en este punto donde se hace indispensable que le echemos una revisada al nuevo sistema, pues si bien es cierto ha servido para disminuir conductas lesivas en contra de quienes pesa una acusación, a veces infundada, también es cierto que parece se está fortaleciendo el monstruo de la impunidad, y esto se da en el momento en que los verdaderos delincuentes, los profesionales de la tranza y la uña, al saber de la existencia de esta sobreprotección, saben perfectamente que si no hay pruebas, no hay delito, por lo que se han vuelto cuidadosos de las evidencias y expertos en medios alternos en la solución de las controversias.
Ahora llevemos ese escenario con los delincuentes de cuello blanco, los ladrones que por muy VIP que sean, al final son unos vulgares ladrones; estos sujetos no solo aprovechan las bondades del nuevo sistema, sino que además tienen la facilidad de escapatoria que les proporciona el séquito de ladrones iguales a él, quienes a la voz de “hoy por ti, mañana por mí” no dudan en tenderle la mano a aquel que seguramente cuenta con mucha información que los puede involucrar, entonces, al proteger al amigo también se están protegiendo a sí mismos; y así será hasta el día en que se deje de ser útil al sistema
Pero si ello no hubiese sido suficiente, ahora sumemosle el escudo insuperable del fuero constitucional, cuyo uso indebido solo ha servido para proteger a quienes se han enriquecido ilícitamente en detrimento de los que pagamos su salario y cientos de prerrogativas propias de la casta sagrada de los políticos; por fortuna ese muro de protección anti cárcel, poco a poco se ha ido eliminado en las entidades federativas, entre ellos, nuestro glorioso Estado de Hidalgo.
Pero falta mucho más por hacer, ojalá y que las detenciones que se han hecho de algunos ex servidores públicos de nuestro Estado, no sea solo para tranquilizar las aguas políticas; debe tratarse de un verdadero sentido y voluntad de que los probables delitos no queden impunes; un manotazo de autoridad aunque sea a destiempo como ha sido en algunos casos recientes, seguramente fortalece la imagen de las autoridades, pero también nos permite seguir soñando en que ahora sí, la persecución de los delitos no serán cubiertos por otros que les cuidarán la espalda.
Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.