Tras la guerra, con la hambruna y la represión política campando por las calles, la oscuridad de los cines era un refugio para muchos ciudadanos. Eran los filmes de Jorge Negrete y María Félix los que alegraban a los espectadores y les hacían olvidar lo que ocurría fuera de las salas
España en los años cuarenta del siglo XX era un erial. Tras la guerra, con la hambruna y la represión política campando por las calles, la oscuridad de los cines era un refugio para muchos ciudadanos. Pero a la desmantelada cinematografía española no llegaban los estrenos de Hollywood. Eran los filmes de Jorge Negrete y María Félix los que alegraban a los espectadores y les hacían olvidar lo que ocurría fuera de las salas.
La obra de investigación “Crónica de un encuentro. El cine mexicano en España, 1933-1948”, editada por la Filmoteca de la UNAM y el Centro de Estudios Mexicanos en España, recupera esa historia. Hace unas semanas se presentó en la sala Doré de Madrid. Asistieron al acto el autor, el historiador Ángel Miquel, y varios expertos.
Entre todos trazaron un dibujo de esa época de éxito mexicano, “en la que logró ese anhelo de todas las cinematografías nacionales de salir de sus fronteras y llegar a un público que no maneja sus mismos códigos nacionales, pero que se deja enamorar por la magia de la obra”, como planteó Marina Díaz López, técnica de cine del Instituto Cervantes.