Cuando el tiempo se perdió, ¿irremediablemente?

Cuando el tiempo se perdió, ¿irremediablemente?

LAGUNA DE VOCES

En cada esquina de las calles que hay en el mundo, descubrirás que no existe el tiempo que tanto te daba por reconocer y celebrar, como si fuera asunto de esperar todo de él, milagros que nunca existieron. Te dio, eso sí, el olvido como mejor remedio para los remordimientos, las tristezas que a cada rato te agarraban del cuello y no te dejaban ir. 

Entonces el tiempo caminaba aprisa sin que te dieras cuenta, para devolverte la risa que a muchos hacía creer que por fin empezabas a ser feliz, pero no era cierto. Nunca existió el tiempo, ni siquiera cuando te miraste al espejo y apenas si reconociste al que estaba frente a ti, cansado de todo, especialmente de no saber dónde habían quedado tantos sueños que estabas seguros lograrías. Nada, solo un fuerte olor de alcanfor para protegerte de las polillas. 

Sin embargo, todo lo demás conservaba, es decir las cosas y personas que te miraban con curiosidad, hasta el más mínimo detalle sin que se viera algún desgaste. Al contrario, parecía que brillaban, como si recién salieran de las tiendas, las fábricas, o el lugar que fuera donde las habían hecho.

Desde que se desató la pandemia en La Tierra, y el encierro intermitente acabó por hartar a la gente, todo empezó a ser diferente. Primero empezaron a salir solo por la noche, cuando un científico, de los muchos que surgieron para autoproclamarse especialistas en la materia, recomendó no exponerse al sol porque violentaba los primeros síntomas de la enfermedad.

Fueron muchos años que esa generación estuvo así, hasta que se dieron cuenta que de pronto ya era Navidad, fin de año y la cuenta se perdía de lo rápido que empezaba a suceder todo. Todo cambió cuando fue reconocido que efectivamente todo se había acortado. Los días fueron considerados horas a partir de ese instante, las horas, minutos, y los segundos fueron extinguidos por decreto.

Por lo tanto, la edad para morir se redujo tanto que causó un profundo espanto, y todavía peor cuando llegó el momento en que desapareció.

Sin tiempo el mundo entero cambió. En algunos casos para mal, y la muerte se enseñoreó de amplios territorios, donde se canceló todo interés por la existencia.

En otros fue al revés, pero el resultado siempre fue el mismo: una absoluta incredulidad acerca de todo.

El tiempo siempre nos daba luces sobre el principio y fin de las cosas. Extinguido no tenía sentido esperar a que las cosas mejoraran.

Con el tiempo todo se fue. Incluso la esperanza de que el fin de todo trajera el renacimiento de un futuro.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

@JavierEPeralta

Related posts