Lo primero que critican es que el presidente de México no declaró la emergencia sanitaria sino hasta finales de marzo…
La oposición y la critica internacional a la gestión de la crisis sanitaria por el Covid-19 del presidente Andrés Manuel López Obrador se da. Los críticos acusan al presidente de México de haber reaccionado tardíamente ante la pandemia mundial y de proponer medidas económicas insuficientes para enfrentar la crisis sanitaria y económica; más aún, lo acusan de no estar preparado para hacer frente a una crisis simultanea y dejar en sus subalternos muchas de las decisiones estratégicas.
Lo primero que critican es que el presidente de México no declaró la emergencia sanitaria sino hasta finales de marzo, cuando en muchos países ya lo habían hecho sus mandatarios, incluso algunos latinoamericanos como Guatemala. Las criticas internacionales hablan de un México “centroamericano” que se ha convertido en uno de los más afectados, por el número de infectados y muertes; por supuesto, los críticos olvidan los casos de Brasil, con 30 mil 425 infectados y 1,924 muertos; de Perú con 12 mil 491 infectados y 274 muertos; de Chile con 8 mil 807 de infectados y 105 muertos; de Ecuador con 8 mil 225 infectaos y 403 muertos, pasando por alto que México sólo tiene 5 mil 847 infectados y 449 muertos; no obstante, la critica se sustenta en que la relación de los casos, respecto a los muertos, es muy alta, 7.7% en México con relación al 6.3% en Brasil o 4.9% en Ecuador.
Las criticas contra el gobierno de López Obrador afirman que existe una gran desconfianza de os ciudadanos hacia su gobierno por el manejo de la crisis sanitaria. Las afirmaciones se realizan a partir de una reciente encuesta telefónica efectuada por “El Financiero”, donde MORENA cae en las preferencias de los electores en un 18%, concluyendo que, por lo tanto, los ciudadanos están inconformes con el presidente; seguramente olvidan los críticos que, millones de los 53 millones de pobres que tenía el país en 2018 no tienen teléfono.
Indudablemente, la realidad de México es diametralmente apuesta a la de Italia, España o Francia; su sistema de salud e infraestructura hospitalaria es incomparable. Por esta razón, las medidas adoptadas por el gobierno deben conducir a evitar la congestión del sistema hospitalario en México y el incremento de la demanda de respiradores artificiales.
De aquí que criticar al presidente por haber tomado previsiones y contratar los servicios hospitalarios privados no tenga sentido alguno; pues si bien el país tiene 0.8 camas de hospital público por cada mil habitantes, en comparación con las 6 existentes en Francia, habla del reconocimiento de las limitaciones existentes del sistema hospitalario público en México, heredado por los gobiernos anteriores, realidad que es necesario transformar ahora.
Las otras criticas están relacionadas por la falta de apoyos a los empresarios, por no dejar que fluyan los recursos públicos a las cuentas de los empresarios, muchos de los cuales se han beneficiado durante años de la condonación de impuestos, de acceso a servicios públicos, como la electricidad o el agua, a precios preferenciales, sin mencionar los créditos blandos o acceso a recursos públicos por medio de los extintos fidecomisos. Se critica al presidente por oponerse al aumento de impuestos, por tener aún más del 42% de la población viviendo por debajo del umbral de pobreza y por tener un sector informal de la economía que representa cerca del 50% de la actividad del país, por tener una tasa de desempleo superior al 5%, por la probable caída del PIB en un 6.6%, después de haberlo hecho en 0.1% en 2019.
Lamentablemente el presidente López Obrador ha llegado a gobernar a México en la peor de las coyunturas. Sin embargo, al margen de que México y el mundo han enfrentado la locura de la guerra comercial del presidente Trump contra China, la desaceleración del comercio mundial y del crecimiento; y ahora la crisis sanitaria mundial del COVID-19, su gobierno puede salir fortalecido si aprovecha las circunstancias adversas para impulsar la transformación de la economía y de la sociedad mexicana, acostumbrada a ser solo administrada, pero sin políticas públicas que impulsarán su transformación social y el crecimiento de la demanda interna, la cual bien podría ser impulsada al sumar a millones de nuevos consumidores al mercado, a través de los diferentes programas sociales.
