Crisis migratoria en los países desarrollados y ruptura familiar

NÚMEROS CLAROS
    •    La población estadounidense está dividida ante la separación de los niños nacidos en territorio de los Estados Unidos de sus padres indocumentados


La crisis migratoria en el mundo se ha convertido en una nueva característica de la crisis actual del capitalismo y en un dolor de cabeza para los países ricos. Mientras en Italia con un nuevo gobierno de derecha se disponen a cerrar sus fronteras a la inmigración, en Alemania el gobierno de Angela Merkel enfrenta una crisis política que tiene en el centro la discusión sobre los inmigrantes; en tanto, desde el Mediterráneo siguen llegando más y más hombres y mujeres que desean vivir en Europa para escapar de la violencia y la pobreza.
Pero mientras eso sucede en Europa, en los Estados Unidos el presidente Trump ha implementado su política de cero tolerancias contra la inmigración ilegal. El presidente ha dicho ayer lunes en un Twitter que los niños están siendo utilizados por algunos de los peores criminales de la tierra, como un medio para ingresar a su país, preguntando si ¿alguien ha estado viendo los crímenes que están ocurriendo al sur de la frontera?, haciendo referencia a que México es hoy en segundo país más peligroso del planeta, diciendo que “algunos países son los lugares más peligrosos del mundo” y él no va permitir los Estados Unidos se conviertan en uno de ellos; todo para justificar su política en contra de los inmigrantes.
Los medios indican que, en los Estados Unidos los arrestos de indocumentados se han incrementado desde mayo pasado. Pero lo lamentable de la política migratoria del presidente Trump, es que está separando los niños de sus padres al enviarlos a prisión y deportarlos luego a sus países de origen, lo cual ha provocado la condena internacional.
La población estadounidense está dividida ante la separación de los niños nacidos en territorio de los Estados Unidos de sus padres indocumentados. La crispación ha empujado a la primera dama, Melania Trump, a reaccionar ante este hecho, pese a que hasta hoy se había mantenido alejada de asumir cualquier posición política; por lo que a través de su portavoz, Estefanía Grisham, señaló que odia ver a niños separados de sus familias y urgió a los representantes del Congreso que encuentren rápidamente una solución legislativa.
Se ha indicado que hay más de dos mil niños separados de sus padres desde inicios del mes de mayo; luego que los arrestos de indocumentados se multiplicaron en la frontera con México. En tanto, el Ministro de Justicia, Jeff Sesión, anunció el establecimiento de una política de tolerancia cero, que consiste en detener al 100% de los inmigrantes indocumentados, ya sea que estén acompañados por menores o no, de acuerdo con su propio criterio; pero el viernes pasado el propio gobierno de los Estados Unidos reveló que su política se está implementando desde mediados de abril pasado.
Mientras el gobierno de México ha señalado que está apoyando a los inmigrantes ilegales dentro de los Estados Unidos con abogados, los demócratas denuncian una política diabólica del presidente Trump. El Partido Demócrata ha denunciado una política diabólica, pues la ley estadounidense prohíbe el encarcelamiento de niños, lo que ha provocado la separación de facto de sus padres encarcelados por ingresar ilegalmente a los Estados Unidos; cuestión que ha incomodado a algunos republicanos en el Congreso.
El Donald Trump, ha acusado a los demócratas de ser los responsables de esta situación, instándolos a encontrar una solución que ponga fin a la separación forzada de familias en la frontera, trabajando con los republicanos en la redacción de una nueva ley sobre migración. Esto ha hecho que, aunque divididos, los republicanos muestren su disposición a presentar la próxima semana dos proyectos de ley que podrían ayudar a solucionar el problema; sin embargo, una de las propuestas incluiría la aprobación de 25 mil millones de dólares para construir el muro en la frontera con México, pero que incluiría una enmienda que garantizaría que los menores acompañados de sus padres, detenidos en la frontera, no sean separados de sus familias.
Bajo este contexto, la política para enfrentar la inmigración ilegal y la ola de refugiados, parecen ser los temas detonante de las diferencias entre la clase política en los países ricos. Sin embargo, detrás de todo existe la responsabilidad de los gobiernos de los países de origen de los inmigrantes, incapaces de proporcionarles acceso a un trabajo digno, a la educación y a la salud a sus ciudadanos, a construir un sistema político democrático que proporcione estabilidad social, obligando a millones de hombres y mujeres a emprender el camino del autoexilio para sobrevivir a la pobreza y a la persecución política, en algunos casos.
El próximo gobierno surgido de las urnas en las elecciones del 1 de julio próximo tendrá que asumir su responsabilidad por la emigración del país. Más que promesas, los mexicanos requieren de sus gobernantes acciones contundentes para garantizarles trabajo y salarios dignos, para proporcionarles acceso a la salud y la educación, para que no vean en el camino de la emigración el único medio para vivir con dignidad, sino que lo puedan hacer en nuestro país.

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