EN NEPAL
• La polémica desatada acabó por desterrar a las 22 esculturas que ya habían sido colocadas en diferentes lugares turísticos del país
La gran idea de las autoridades nepalíes para promocionar su país como destino turístico este 2020, colocando en puntos emblemáticos figuras artísticas del mitológico yeti, también conocido como el Abominable Hombre de las Nieves, se topó con un obstáculo inesperado: las creencias religiosas nepalíes.
La polémica desatada acabó por desterrar a las 22 esculturas que ya habían sido colocadas en diferentes lugares turísticos del país, apenas unas semanas después del comienzo de la campaña promocional “Visit Nepal 2020”, el pasado día de Año Nuevo.
Con las coloridas y orondas figuras, elaboradas por un nutrido grupo de artistas, las autoridades buscaban representar la singularidad del Himalaya y promocionar el país como la tierra del Everest y de Buda. Pero la campaña publicitaria se estrelló nada más empezar.
ADORACIÓN A LOS YETIS COMO DEIDADES
El problema no fue que se tratara de una criatura de fábula, ni el tamaño de las figuras -de 2,3 metros de alto y 1,7 de ancho-, sino su forma, que para algunos se asemejaba a luchadores nipones de sumo y, especialmente, los adornos religiosos que algunas de ellas tenían incorporados.
Ese era el caso de una de las figuras colocada en la plaza Durbar de Basantapur, lugar patrimonio de la humanidad, que tenía imágenes pintadas en la espalda y el frente de la diosa viviente Kumari, adorada tanto por budistas como hindúes.
“Muchas personas han comenzado a adorar a las figuras como deidades, pero el yeti es una bestia mística (y) esto ha dañado los sentimientos religiosos de las personas”, relató a Efe el activista por el patrimonio Ganapati Lal Shrestha.
A mediados de enero comenzaron a proliferar por las redes sociales imágenes que mostraban a personas, especialmente mujeres y niños, adorando y rezando ante las estatuas del Abominable Hombre de las Nieves, lo que propició la polémica.
A raíz de ello, locales y activistas con ayuda de las autoridades taparon con pintura las imágenes y símbolos religiosos de algunas de las figuras que se habían situado en los lugares patrimonio de la humanidad de Basantapur y Boudhanath.