El equipo científico que desde hace un año buscaba los restos de Miguel de Cervantes, autor de El Quijote y figura de la literatura universal, está “convencido” de haberlos encontrado en un convento madrileño donde fue enterrado hace casi cuatro siglos.
Nacido en 1547 en Alcalá de Henares, cerca de Madrid, Cervantes, que publicó su famoso libro en dos partes en 1605 y 1615, vivió sus últimos años en el centro de la capital española donde, según documentos históricos, fue enterrado el 23 de abril de 1616 en la iglesia del convento de las Trinitarias Descalzas.
El equipo rastreó huesos en muy pequeños fragmentos que hace sólo unos días pudieron identificar como pertenecientes a un grupo de unas 15 personas enterradas en el siglo XVII en otro emplazamiento del convento, y trasladados posteriormente, entre los que, según los documentos, se encontraba Cervantes, anunciaron este lunes en una multitudinaria rueda de prensa.
“Son muchas las coincidencias y no hay discrepancias”, añadió Etxeberría, experto internacional que participó en la autopsia del presidente chileno Salvador Allende, muerto durante el golpe de Estado de Augusto Pinochet en septiembre de 1973.
No obstante, los restos, en muy mal estado y todos mezclados –entre ellos estaría también su esposa Catalina de Salazar– no pudieron ser individualizados, explicó la arqueóloga Almudena García-Rubio.
“Por eso somos prudentes”, reconoció Etxeberría. “Y al mismo tiempo estamos convencidos de que tenemos en esos fragmentos algo de Cervantes”, subrayó.
Se esperaba que las características heridas de guerra del conocido como ‘manco de Lepanto’ permitiesen identificarlo: el escritor había recibido dos disparos de arcabuz en el pecho y uno en la mano izquierda, que le quedó inútil, durante la legendaria batalla naval de Lepanto (1571), ganada por la Santa Liga contra los turcos.
Pero, “no hemos podido verificar esas circunstancias porque el nivel de conservación del hueso no lo ha permitido”, explicó Etxeberría.