Aseguran que es un “fenómeno creciente”
- El desengaño de la utopía yihadista que publicita el Califato y la brutalidad que emplea son causas del abandono, según un estudio
Algunos aluden a la “injusta” y “egoísta” conducta de ciertos miembros del EI, contraria a los principios del islam. Aunque la mayoría considera que la corrupción no es sistemática, uno de ellos describe a la organización como “una banda” cuyo único interés es obtener petróleo y hacer negocios.
Los desertores del Estado Islámico (EI) son “fenómeno creciente”. Según estudio del Centro Internacional para el Estudio de la Radicalización (ICSR) del King’s College de Londres entre enero de 2014 y agosto de 2015 al menos 58 personas hicieron público que abandonaban el territorio controlado por el autoproclamado califato y dejaban de formar parte de sus huestes, un tercio de ellos en los últimos tres meses. “Representan una pequeña fracción de los muchos luchadores desilusionados que se han vuelto en contra del Estado Islámico”, resume Peter R. Neumann, director de la investigación.
Si bien el informe admite que no todos aquellos que han huido del EI han abandonado las ideas que les llevaron a viajar a Siria o Irak para unirse a sus filas -continúan creyendo en el ideal del califato- todos se decepcionaron por las promesas que les había hecho la organización. Según el ICSR, cuatro son los motivos que empujan a los fugitivos: el Estado Islámico está más interesado en luchar contra otros grupos de combatientes suníes en Siria que en derrocar a Bachar el Asad, las atrocidades cometidas contra musulmanes, la corrupción de la organización y las duras condiciones de vida en el califato.
La mayoría de desertores que habían viajado a Siria rechaza el interés del EI en atacar a grupos suníes como el Ejército Libre de Siria o Jabhat al Nusra, la milicia islamista vinculada a Al Qaeda. Pero muchos también critican la “brutalidad” de las operaciones militares, que llevan a la muerte a “civiles inocentes”, así como el asesinato de rehenes, el maltrato sistemático de la población local o la ejecución de milicianos del Estado Islámico.